viernes, 28 de mayo de 2010

Cuando la noche acaba


Cuando la noche acaba,
y el Sol aún no ha despuntado...

Bajo la montaña de Montsegur

busca un sendero, cuyas plantas
son plateadas.
Entra y camina en él,
sin hacer ruido alguno.

En el saliente de la roca escarpada

se encuentra un manantial seco.

Si consigues beber agua de él



Lo escribí a los 17. Me he quedado con las ganas de saber qué pasaba si lograbas beber agua de un manantial seco. Seguro que lo escribí después de los días pasados en la ruta de castillos Cátaros que hice el verano de 2002. Qué bonito era Montségur. Recuerdo en especial tres cosas del día en que visité la montaña.

1. Lo bonita que se veía la colina poblada de árboles de delante del pueblecito bajo Montsegur y cómo cambiaban los verdes conforme relajabas la mirada y observabas el bosque.

2. La subida en silencio que hice hacia el castillo. No podía hablar y sentía que no debía hacerlo, por algún motivo.

3. Una mariposa se posó sobre mí, en las gafas de sol, mientras estaba en el centro de la fortaleza en ruinas. Fue algo muy sencillo y mágico para mi.

Creo que me guardaré estas instrucciones y las añadiré en el relato del Guardabosque. Es donde mejor encaja.




PD: Gaston, my book.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Las cuatro patas peludas



Estoy triste.

Creo que nunca (o, al menos, muy pocas veces) una comedia me ha hecho llorar tantísimo. Y mira que había ratos que han resonado las carcajadas.

He visto un cacho de Una pareja de tres. Sale el actor Owen nosequé, que muchas veces es pareja cómica del de Zoolander.

Soy fatal con los nombres de los actores.

Nunca me había llamado especialmente la peli esta. Pareja de recién casados con un perro destroyer en casa.

Conforme pasaban los minutos... Me han recordado a cosas que hacía mi perro Llamp (suerte que él es un Cocker Spaniel y no un Labrador, y que es más obediente que el de la peli). Luego Marley, el de la pelicula, se ha ido haciendo mayor. Y me ha recordado a cosas que hacía mi perro Llamp. Luego, Marley, el de la pelicula, se ha hecho más mayor. Con los altibajos de energía-contento-saltos-ladridos y sordera-cansancio-dormir en profundidad y sustos que te dan los perros con la salud cuando se hacen mayores, como mi perro Llamp.

He visto los mismos ojos que pone Llamp a veces.

Cuesta mucho hacerte a la idea de que tu perro, al que has criado y visto crecer, que te ha hecho crecer y visto crecer a ti a su vez, se hace mayor. En que hay momentos en que parece que se vaya a ir. Que van varios sustos.

Aunque quede muy feo decirlo, porque estas cosas no se han de decir, quiero más a mi perro que a muchas personas que conozco. Y sé que cuando muera voy a llorar muchísimo más por él que por tantas otras personas. Me sabrá mal si les pasa algo. Pero...

El perro te da un cariño especial. Te lo da todo, siempre, siempre, siempre. Da igual que estés de mal humor y le hayas gritado, da igual que un día no le hayas hecho demasiado caso, o te hayas ido unos días sin él. Él siempre te espera, te viene contento, te alegra. Siempre lo hacen, siempre. Los que no tienen o no han tenido perro no lo entienden. Es así.

Me he pegado una llorera impresionante.

Peor que cuando vi Un Puente Hacia Terabithia hace dos años.

Soy un desastre. Hace tiempo que tendría que estar haciéndome a la idea de que ya tiene casi trece años (el martes que viene es su cumpleaños), que no va a durar siempre, que es ley de vida... Pero no puedo, porque cada vez que lo intento me pongo triste y lloro. Y cuando me lo ponen por la tele, tal cual, pues... pasa esto. Que termino hecha una mierda llorona.

Hoy he ido al dentista. Y me ha hecho daño. Pero más daño me he hecho yo solo por sospesar la posibilidad de que un día mi perro Llamp seguirá el camino de Marley, el perro de la película.

Recuerdo cuando de pequeño me cabía en la palma de la mano. ¿Os imagináis? Era pequeñísimo. Me lo regalaron cuando tenía dos meses. A veces se perdía por la casa, era demasiado grande para él. Y cabía en cualquier rincón.

Cuando me lo regalaron... creo que fue uno de los momentos más felices de mi vida. Para que os hagáis una idea, llevaba pidiendo un perro desde que aprendí a hablar. Y aprendí pronto.

Me lo regalaron en mi 12º cumpleaños.

Sé lo del ciclo de la vida, sé que llegará el momento, sé que estaré triste y que más vale aceptarlo. Ya lo sé. No hacen falta muchos comentarios aquí al respecto. Pero necesitaba desahogarme.

Voy a darle una vuelta, si es que no se ha quedado dormido y quiere salir.


Besos.





[ACTUALIZACIÓN del día siguiente: ya estoy mejor. He dormido como un bebé, y la muela "dentistificada" se ha portado bien. Como dato gracioso, esta mañana, recién levantada y zombi perdida, he ido a hacer carantoñas a mi perro Llamp. Mi madre me ha preguntado "¿Qué tal el diente?" y yo estaba respondiendo que "bie..." cuando mi perro ha levantado la cabeza y me ha dado un cabezazo justo donde hay la muela damnificada. Ah, dogs, gotta love 'em]

jueves, 6 de mayo de 2010

Castillos en el aire. Además, resulta que no sé escribir.


Y entonces, el Sultán decidió atraparle.

-¡No confiesa! Torturarle. ¡Llevároslo de aquí!- gritó.

-Señor, aunque me torture seguiré diciendo lo mismo pues es la verdad. Yo mismo intenté...

[Prolong prolong Próxima parada Blumblumblu... Próxima parada Blumblumblu...]

Ah. Una parada. Estamos llegando a... hum... ¿por dónde iba?

-¡Torturarle!

Nops.

-... pues es la verdad. Yo mismo intenté...


¿Blumblumblu? ¿Qué ha dicho megafonía? ¿Dónde estoy? Mirada a la derecha. Paisaje conocido. ¡Mi parada!

Así he llegado esta tarde a casa, en el tren. Embebida completamente en la segunda parte de El Castillo Ambulante, El Castillo en el Aire, de Diane Wynne Jones. O algo así. Por ahora me ha encandilado. Estoy en un mundo sacado de las mil y una noches. Mola. Me han dicho que en inglés el lenguaje es una pasada... así que ya sé lo que me tocará hacer.

Acabo de descubrir una cosa. Hasta hace pocos días pensaba que escribir en un Netbook (o Chiquitín) era un asco. Cuando yo escribo en Netbook (o Chiquitín), las palabras que tecleo no paran de moverse por la pantalla. Tan pronto subo una línea o dos y sigo escribiendo en medio de una palabra (borrado/copiar pegar en el lugar correspondiente) como otras cosas raras. Ahora estoy escribiendo en un ordenador portátil normal (laptop). Me ha pasado lo mismo. No sé escribir en teclados de portátil.

Para que os hagáis una idea, queda tal que así. Escribo algo y de rebiendo donde antes ya estaba. ¿Porpente, salta de línea y me sigue escri qué?

Hoy he quedado un rato con unos cuantos amigos en Barna. Ha sido una pasada. Desde luego hay gente que te recarga las pilas solo con estar. Que te alegran el día con una sonrisa. Que te alegran la semana con una palabra.

A veces los tenemos al lado y, por ello mismo no nos damos cuenta del efecto que hacen sobre nosotros. Para los que lo hacéis habitualmente y que alguna vez habéis pensado "jo, a mi no me ha dedicado una entrada", va por vosotros. Creo que en especial se lo dedico a mi madre y a Ion, que están día sí y día también. Tú lo vas a leer. Mi madre, a no ser que se lo enseñe, no. Pero le puedo dar las gracias tranquilamente mañana. Ahora duerme. Tú creo que también te has dormido.

En fin. Que estoy muy feliz de la gente que el "destino" ha puesto en mi camino. Aunque de pequeña apenas tuviera amistades, o gente con la que compartir algunas cosas, o con quienes tuviera una visión similar de la vida o los gustos... o... no sé explicar el qué. Pero ahora están en mi vida. Y eso me parece un regalazo. Estoy contenta de haber conocido a la gente que he conocido.

Sí, a ti también.

Y a ti, que no lo leerás.

O a ti, que dejas comentarios.

O a ti, que me conoces por lo que escribo pero que nunca te has presentado. Lectores invisibles.

Yo también soy lectora invisible de algún blog. Aunque de los que sigo desde hace tiempo (años, en realidad) ya me he "presentado". Ser lector invisible es (sin criticar) ser un poco voyeur. Te asomas a la intimidad de alguien desconocido, una pequeña parte de intimidad que ha decidido mostrar, y la observas y escudriñas desde tu escondite sin ser visto, ni escuchado, ni oído.

En fin. No sé el motivo de que últimamente esté dando las gracias por estas cosas. Pero hay que darlas. Y me apetece hacerlo.

Será que estoy orgullosa de todos los que me hacéis sonreír.

Castillos en el Aire, hace referencia, obviamente, al libro que he empezado a leer esta tarde. También a un poema que escribí hará casi 10 años, cuando iba al instituto, o el verano anterior a comenzar la universidad, que empezaba con algo así como: "Castillos en el aire a punto de ser construidos... Castillos en el aire a punto de ser destruidos....". No recuerdo como sigue. Está en alguna libreta de las mías. O en un documento word. Era de las posibilidades que te surgen en la vida, las historias y sueños que te montas, algunos se solidifican, otros caen. También era un poco de amor.

Era época de crecer y hacerse mayor.