sábado, 11 de febrero de 2012

Flores de colores



Creo que mañana, cuando vuelva de pasear a mi perrita Nahia, me compraré unas flores de colores, en una floristería a medio camino de mi casa y el parque, para alegrarme la mañana, la tarde y la noche, y antes de que se pongan mustias, las secaré entre las páginas de algún libro. Mejor de varios, para encontrármelas de sorpresa cuando los relea.

También le compraré flores a mi madre. No se necesitan excusas, no se necesitan fechas especiales para poner un poco de color y sonrisas en nuestras vidas :).

lunes, 6 de febrero de 2012

¿Y si...?



¿Y si termino deberes, obligaciones y "tengo que", agarro a Nahia y me voy de viaje a otro sitio?

Me apetece ver otros lugares. Y creo que también me apetece estar un poco sola. Disfrutar de mí misma.


Nahia es mi perrita. Bueno, nuestra.

sábado, 4 de febrero de 2012

Muertes.


¿Cómo sería el mundo si ya no estuviéramos en él?
Me gustaría pensar que si yo no estuviera en el mundo, si muriera, se notaría. Quiero decir, que la pequeña diferencia que marco, se notaría.
Lo triste y grande a la vez, es que no, no se notaría nada a gran escala. Somos inmensamente pequeños y miles de personas mueren cada día y nuestras vidas son iguales. No les notamos en falta, excepto si son alguien que conocemos.
¿Alguna vez habéis pensado en que tal vez no habéis conocido un amigo o amiga porque se ha muerto? Yo sí. Cuando recién cumplidos los dieciséis conocí a una chica, con la que rápidamente conectamos y nos hicimos grandes amgias, a pesar de lo diferentes que éramos, y me contó que un par de años antes había tenido un accidente de tráfico (un coche se la llevó por delante)... Le faltó un tris de morir. De hecho, los de la ambulancia pensaron que estaba muerta. 
Y yo pensé en que... qué fuerte. Una persona que ahora es muy importante para mi casi muere. Casi no la llego a conocer. Casi no conozco a su hermana. Casi no conozco a mi pareja porque su hermana no se equivocó al añadirme en una conversación de MSN hace nueve años. Cuantos casi juntos, ¿verdad?

Si nos paramos a pensar, nuestra vida actual es casi un puñetero compendio de malabarismos, lleno de posibilidades y situaciones que cambian a cada instante.
Lo que hacemos, dejamos de hacer, pensamos o simplemente no hacemos nos marca de tal manera que cuando te paras a pensar un poquito, da hasta vértigo.
Ahora mismo soy incapaz de imaginarme dónde estaría ahora mismo si en otros momentos hubiera decidido hacer otra cosa. Es cierto que hay acontecimientos y decisiones en nuestra vida que nos marcan el futuro. Grandes decisiones. Pero esas son las fáciles, porque nos damos cuenta, porque son grandes porque "eh, eso es una montaña de las grandotas". Las pequeñas, las del día a día, las de: "hoy me haré una tortilla para cenar" o "sacaré a pasear al perro a las 15:31 en vez de a las 16:49", ésas, sin duda, son las que marcan la diferencia.

Cuando en 2010 tuve un accidente de tráfico, cuando pensé que posiblemente la palmaría o quedaría bastante afectada, no pensé en mi família, en mi perro, en mis amigos, en mi pareja ni en planes de futuro.  Tampoco me pasó mi vida por delante. Recuerdo claramente que pensé: No me jodas.


jueves, 2 de febrero de 2012

Echar de menos



Echamos de menos a personas, que están, que se fueron, que se marcharon o que están contigo, pero a la vez no están.
Echamos de menos olores, sabores, lugares, sonidos...
Echamos de menos cosas que no sabemos que nos faltan hasta que ha pasado mucho tiempo y las notas. Como cuando, conscientemente dejas de respirar y, de repente, tu cuerpo toma una bocanada de aire y recuerdas que hace varios segundos que no respirabas.
Echamos de menos cuando hay algo que tenemos ahora que no termina de llenar un vacío de algo o de alguien que estaba antes. Y es que parece que no entendamos que los vacíos que se nos quedan, nada ni nadie más que lo que/quien ha dejado el vacío puede llenarlo. Pero no, siempre tratamos de llenarlo con cosas. Mantenemos la mente ocupada trabajando, leyendo, mirando la tele... Haciendo cualquier cosa por alejarnos del aquí y el ahora. Tratamos de no escucharnos a nosotros mismos porque, para el día a día es más fácil seguir así. 
Porque, ¿cuándo nos viene bien una charla de esas de "tenemos que hablar" contigo mismo? De esas de ¿se puede saber qué estás haciendo? Si hay algo que no te gusta, cámbialo. Si te gusta, quédatelo. Y si no te gusta y no se puede cambiar, o lo aceptas o te vas. Hay miles de opciones. Las tenemos todas y, aún así, nos da pereza, miedo o mil y una cosas, sentarnos a hablar con nosotros mismos.
Y entonces te levantas un día y te das cuenta de todo lo que echas de menos. Que ojo, lo que tienes ahora está muy bien. Pero, ¿ves? no es lo de antes. Es distinto.
Creo que necesito un descanso. Estoy en plena carrera de fondo y no puedo parar, aunque lo necesito. 
Hay momentos en que me siento como una actriz-directora de cine, que estoy viendo la película a la vez que actúo. Es raro. Me gustaría solamente actuar y no ver la película. 
Echo de menos algo que tuve una vez y aprecié mucho, pero que ahora, al buscarlo, ya no lo encuentro, a pesar de que está conmigo.
Echo de menos respuestas. Echo de menos la respuesta a una carta que envié, a corazón abierto. Las frases a medioacabar, a veces son bonitas, pero los puntos suspensivos al final de un capítulo, no. 
¿Me estoy desahogando? Creo que sí. Lo necesito un poco. Mañana será otro día, estaré menos cansada y todo tendrá otro aire. 
Mientras, escribo y miro una perrita que hace poco que ha encontrado un nuevo hogar, donde ya no pasa hambre ni frío, donde recibe carícias y amor, donde cada día se extraña de algo y aprende una cosa nueva.