Hay cosas muy sencillas en el día a día que nos provocan un gran placer...
Escuchar una canción... o dos... o tres...
Poder llegar a casa, saber que ya no tienes que volver a salir a la calle y cambiarte, ponerte pijama o ropa cómoda. Dejar los zapatos, la ropa prieta, la ropa de ir arreglada por el mundo.
El día que me he arreglado mucho, vovler a casa y quitarme la bonita e incómoda ropa de ir arreglada, el maquillaje, las lentillas... Quitarme todas las máscaras.
Si estoy muy cansada, saber que mi perro ya ha paseado.
Salir y encontrarme con que los coles han cerrado.
Los viernes. Me encanta la sensación de tener todo un fin de semana por delante, con o sin planes. Me encanta.
Cuando se me ocurre una idea para escribir y me pongo a plasmarla sobre el papel o la pantalla. Es un gran gozo.
Cuando mi perro viene a darme mimos, y más ahora que se hace mayor. Cada vez valoro más los momentos que compartimos. (Ahora es cuando recuerdo la tarde de ayer, en que a Llamp le dio por comer trozos de tela para vomitar...)
Cuando voy al campo o al bosque y respiro. Huelo a árboles, a tierra húmeda... a veces a boñigas...
Los abrazos con amigos y gente a la que amo.
Cuando voy a dormir, después de un día largo y a-go-ta-dor.
Cuando estoy satisfecha con el trabajo bien hecho que he realizado.
Al meterme en la cama y oler las sábánas frescas, recién puestas.
Al pasar delante de un horno o panadería y oler a pan recién hecho o a dulce.
Al pasear de noche y ver la luna bien grande, brillando.
Los encuentros inesperados.
Los encuentros esperados.
Poder disfrutar de un rato leyendo.
Al abrir un libro, cuando te saluda con un suave y casi imperceptible crujido del lomo, sobretodo los nuevos. Un instante que, sobretodo los amantes de la literatura, conoce y disfruta, pues si el libro es bueno, te adentra en cuestión de instantes hacia otro mundo.
El olor a libro y páginas antiguas. El olor de los nuevos no me gusta.
Abrir un libro que leí hace tiempo, rememorar las partes que más me gustaron. Y que al hacerlo, darme cuenta de que el libro huele a cerrado, y empieza a soltar el aroma de libro usado, antiguo... que ha abandonado la fragancia de la imprenta.
Poder disfrutar un rato de soñar despierta.
Soñar despierta medio dormida, para conciliar el sueño. Imaginar un paisaje y perderme en él...
Despertar una mañana y sentir que no hay prisa, que no hay nada que hacer, que puedo quedarme un rato estirándome en la cama...
Últimamente la música parece que hable un poco por mí, sobretodo los pianos. Yann Tiersen, Philip Glass, Michael Nyman, Zbigniew Preisner...
Parece que el estilo que más me tira ahora mismo es la música minimalista. Fíjate, hay nombres para todo. Descubrí este término a principios de febrero, gracias a un concierto al que fui, invitada por mi amiga Isel, en el que un artista reusense, Robert Bonet, participaba. Me encantó. Ya podéis buscar su página web, myspace, lastfm y donde queráis. Vale muchísimo la pena. Copy-paste, Google, Buscar, et voilà!