Mostrando entradas con la etiqueta Mi vida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mi vida. Mostrar todas las entradas

jueves, 10 de septiembre de 2015

So... what's up?

A ratos me pregunto cómo he llegado hasta aquí.

A ratos, cuando hago pequeñas pausas en el día a día y la montaña rusa de emociones y sucesos en los que se ha convertido mi vida de unos meses a esta parte. De pasar de tener una vida bastante tranquila, bastante ordenada, donde –salvo en determinados momentos al año- sé lo que hay, hago las mismas cosas y van pasando los días, sin pena ni gloria... a esto. A no planear mucho más allá de una semana o dos. A dejar los días con asterisco "por si acaso". A enamorarme, desencantarme, llorar, rabiar, pasar página, sonreír y empezar de nuevo.

A vivir con ganas cada día, a correr, a hacer cosas porque sí, si me apetece, ¿por qué no? ¿Qué más da? Creo que esa frase es en la que se ha convertido mi vida: si me apetece, ¿por qué no? ¿Qué más da? ¿Qué más da lo que pueda pensar el resto? ¿Qué más da todo si estoy a gusto y no hago daño a nadie?

He pasado de mirar las piscinas con cuidado y de reojo a tirarme de cabeza con triple tirabuzón.

¿Por qué? Porque me siento viva. Esta emoción, esta dopamina y adrenalina fluyendo a saco, el no saber qué pasará, el querer averiguarlo, el ¿y sí...? ¿Y si no? No pasa nada, pero si no lo pruebo, no lo sabré.

Abrir y cerrar nuevas puertas, ir por lo desconocido. Y lo desconocido también soy yo misma, ojo. Estoy descubriendo muchas cosas, unas buenas y otras que quizás son negativas y tengo que trabajar. La cosa es que... ¿Qué? Pues que vivo la vida.

¿Que me pillo los dedos? Bueno, lo superaré. Duele un poco o un mucho, pero se sigue adelante. E incluso cuando duele mucho, me gusta, porque lo he vivido, llámame masoca si quieres. No he tenido miedo de volver a empezar o de conocer a más gente. Porque ya no me muevo por miedo. Me muevo por "a ver cómo me siento si...". Curiosidad, aventura, interés, ganas. Me muevo por lo que me hace reír, por lo que me hace sentir bien. ¿Qué pasará? Se verá. O lo veremos. No lo sé. ¿Qué importa? El ahora es lo único importante. Mientras todos nuestros ahora hacia el futuro estemos bien, seguirá siendo lo que vale la pena.

Total. Que no esperaba nada de lo que ha pasado. Lo he ido abrazando según pasaba por el camino. No sé si me equivocaré o me arrepentiré o, por el contrario, si seguiré abrazando lo que llegue, despidiendo a quien se marcha, si continuaré sorprendiéndome y disfrutando de todo.


Hola, Extraño. ¿Qué tal? Encantada de haberte conocido.



lunes, 3 de noviembre de 2014

Wake up call

Hace años tuve mi primer "toque de atención" cuando tuvimos un accidente de coche. Empecé a cambiar pequeñas cosas y creo, cuatro años después, que lo que viví después de eso me hizo quien soy ahora. Eso, y otras muchas, muchísimas, otras pequeñas cosas.

Disfrutar más, enfadarme menos, amar más, esperar menos , ser más flexible, ser capaz de hablar más y callarme menos... y creo que también ser más fuerte, más equilibrada. Me quedan muchas por aprender, claro, pero me siento agradecida por las que he aprendido hasta ahora. Por la gente que he conocido, por los que han llegado, por los que se han ido, por los que se han quedado, aunque hagamos caminos diferentes. Quienes forman parte de mi vida son maestros para mí. Cada día aprendo algo de alguien, veo virtudes y detalles de la gente que posiblemente ellos mismos ni se den cuenta de que están ahí. Y es posible que lo mismo pase conmigo, que yo misma no vea lo que ve el resto en mí.

La cosa es que creo que se acerca otro Gran Cambio, me toca armarme de paciencia y tranquilidad. Y, ¿sabéis qué? Hoy he amanecido nerviosa, con algo de miedo y la cabeza llena de "y si", unos más probables y posibles que otros. Tal vez se hagan realidad, tal vez no, pero no tiene sentido dejarse llevar por un torrente de miedo y duda.

Así que me he puesto a meditar.

Hacía demasiado tiempo que no lo hacía y llevaba meses pensando en regresar. ¿Regresar a poner una vela, incienso y música suave? Pues sí: regresar a escucharme. Porque si me escucho, me calmo. Si me digo que todo va a ir bien, me lo creo. Y, si no fueran bien las cosas (espero que no), tampoco me enteraría, así que el miedo a sentir dolor queda fuera de la ecuación.

Entonces, meditando me he dado cuenta de una serie de cosas. Yo sigo mucho los ritmos de la naturaleza y el calendario celta. Samhain, el Día de los Muertos, está cerca, es la semana que viene, a dos días de mi "Gran Cambio". Lo he visto muy claro. Una parte de mí muere, literalmente, para que el resto de mí pueda seguir viviendo, más ligera, más segura, más sana. Es otoño, cuando empieza la época del recogimiento y la recolecta... Estaré unos meses bastante tiempo en casa, de reposo, recuperándome, reconociéndome durante el invierno. El "Gran Cambio" es una operación. Me van a anestesiar para quitarme algo que ha estado siempre conmigo, una cuerda (aka "intestino", aunque queda más poético decir cuerda) que se corta para seguir adelante, un modo de cortar con el pasado, con quien fui. Es lo más cerca que estaré de la "muerte" hasta que muera, creo. Aunque cada vez que dormimos, es como una pequeña muerte de la que despertamos (hasta que dejamos de hacerlo, claro).

En fin, que he llegado a una serie de conclusiones que me han hecho sentir mejor con toda la situación, y no es que la llevara mal, porque vamos, si tiene solución ¿para qué preocuparse? Si me lo tienen que hacer sí o sí, ¿para qué darle más vueltas de las necesarias?

La cosa es que mientras estaba terminando de escribir este texto, por la noche, me llamó uno de los médicos para decirme que había algo que empezaba a hacer el tonto ahí dentro y que qué fecha tenía para operarme, cuando le dije que era la semana que viene se quedó más tranquilo. Era una de esas cosas que no quieres tener más tiempo del necesario dentro si es evitable. Y lo es.

Me considero una persona optimista y realista. Optimista porque siempre trato de mirar la parte buena de una situación, sea la que sea, y de tirar hacia adelante. Y realista porque he vivido suficientes situaciones como para saber que con ser optimista y pensar solo en lo mejor no lo es todo. Hay veces que por más que pongas de tu parte y te cuides o hagas todo lo que puedas, acaban pasando cosas inesperadas que preferirías que no ocurrieran nunca.

Prefiero que estas no me pillen de mucha sorpresa. Eso significa que sí, trato de sacar de una situación  lo mejor, pero sé que nada es para siempre, como decía la canción de la serie de Antena 3 de finales de los noventa, que en ocasiones suceden cosas que están fuera de nuestro control y que aunque nos molesten y no las queramos, pues están ahí como los mosquitos cojoneros del verano, así que es mejor disfrutar cada día, pero disfrutarlo de verdad, aunque no haya cosas especiales como cenas preciosas o viajes. Si estás vivo y estás bien, disfrútalo. Si estás en un buen momento en tu vida, aunque a veces te aburras, aunque vuelvas cansado del trabajo, aunque encuentres peros en tu vida, disfrútalos. La vida termina siempre súbitamente. No sirven los "pero parecía que estaba bien", "no se veía nada grave", "era una operación sencilla" o "quién lo iba a decir, aun era joven". No des por sentado que siempre tendrás tiempo para hacer algo que te gusta o que tienes ganas, porque el tiempo no es infinito. Tenemos el que tenemos y nos toca aprovecharlo lo mejor posible, con la gente y las cosas que hacer que nosotros decidamos, pero dejarlo correr es siempre un error.

Deja las preocupaciones vanas, los qué dirán, acércate a los que quieres y aléjate de las personas y situaciones tóxicas. Si hay algo que no te gusta, de verdad, CÁMBIALO, no pasa nada, hay muchas soluciones, aunque duelan los cambios o se haga cuesta arriba. Di que no, no te fuerces, o lánzate y di que sí a probar algo nuevo si te apetece. Disfruta, apasiónate, deja de pensar las cosas demasiado, es una pérdida de tiempo. VIVE, trata de ser feliz, porque aunque creas que la muerte es algo lejano, no lo es, nos acompaña desde que nacemos y la intentamos negar porque nos aterra, porque es un cambio que da miedo, porque tenemos miedo a estar solos, a dejar a los que amamos, porque cuando la ves cerca te paras a pensar en TODO lo que tienes por disfrutar y por hacer y no has hecho.
De vez en cuando se necesitan llamadas de atención.

Lógicamente, no quiero morir todavía y tampoco quiero preocupar a nadie, pero a veces pasan cosas. No quiero dejar esto como un "por si acaso", sino como una reflexión personal y muy íntima abierta a todos, especialmente a los que quiero y a quien se pase por aquí, aunque sea de chiripa.

No hace falta ir en plan "Mr Wonderful ©" por la vida, donde todo siempre es maravilloso y feliz y chachipiruli, porque pasan mierdas y te salpican, hablando en plata. Pero siempre puedes ponerle un lacito a la mierda y un poco de purpurina para que lo sea menos. Todo llega y todo pasa, incluso esto, incluso todos los que conozco, algún día ya no estarán.





Espero seguir estando durante mucho, mucho tiempo, pero si dejo de estarlo, me gustaría que se me recordara con una sonrisa por las muchas veces que he sido patosa, por los comentarios graciosos, por los chistes malos-malos que suelto... Por ser quien soy, vaya.

Hace años, muchos, estuve en un momento en que pensaba que si desaparecía no le iba a importar a mucha gente. Es un pensamiento triste y un momento aún más triste para que llegues a pensar algo así. Y ahora, veo la cantidad de gente que he ido "acumulando" a lo largo del tiempo, y son todo eso, gente estupenda y maravillosa (aunque pueda quedar cursi decirlo) y veo que están pendientes de mí, de mi estado, que les importo... y eso llena. Y es bonito. Y me siento muy agradecida.

He de decir que empecé a escribir esto hace dos semanas y mi intención era dejar el blog en automático para que lo colgara él solito el día de la operación. Pero al final se me pasó. Así que estos dos últimos párrafos los escribo el segundo día de estar en casa después de la operación, que fue incluso mejor de lo esperado y en que llevo desde hace casi una semana absolutamente anonadada por la cantidad de gente que se ha interesado por mi estado y ha estado pendiente de mí. De verdad, gracias. 

domingo, 16 de marzo de 2014

Estaba fregando los platos...

... y me he sentido feliz. Así, sin más.

La máquina a mi lado estaba batiendo la crema pastelera con la que voy a rellenar la masa brisa para hacer una tarta de fresas que más tarde llevaré a casa de mis padres (no entera, posiblemente me quede una parte).

Ha sido un poco como la magdalena del Sr. Proust. El olor a crema pastelera me ha llevado de vuelta a los 12 años, cuando la preparé por primera vez una mañana en que estaba sola en casa y no había nada que me apeteciera para desayunar. Justo cuando la estaba terminando de hacer, llegó mi madre y al verla, bajó a la panadería a por unos bollos dulces para poderlos rellenar.

Me he acordado de una entrada de una bloguera que sigo desde hace poco, a Biscayenne, que no solo pone recetas de cocina vasca tradicionales, sino que lleva a cabo una exhaustiva investigación por los nombres célebres de la gastronomía vascuence de antaño. Esta tarde había leído por enésima vez cómo se preparaba un Kounig Amann, una tarta-pan dulce hojaldrado bretón mantequilloso. En realidad es el que prepara Amélie al final de la película, pero en castellano la voz en off decía "mientras Amélie prepara su rico pastel de ciruelas" (al descubrirlo me sentí un poco engañada por los medios, a la vez que me decía que tendría que volver a verla en francés subtitulada). Y entonces escuché a Yann Tiersen de fondo. Hace tiempo que no lo escuchaba y...

Y el olor de la crema pastelera, Amélie, los platos, el detergente, la tarta de fresas, los amigos a los que vi ayer, la gente que estoy conociendo últimamente, Yann Tiersen, el rol de los jueves, los mimos de Nahia y mi vida en general, se ha condensado todo de repente y me ha hecho sentir feliz.

Después he pensado que como hay algunas nubes de tormenta en el horizonte, igual todo dejaba de ser como es ahora.

Pero, al fin y al cabo, ¿qué más da? En ese momento me sentía feliz y eso es algo que me queda para siempre. Un momentito sencillo de atesorar en un pequeño baúl de mi corazoncito metafórico.





Y ahora me vuelvo a terminar la tarta de fresas...

lunes, 21 de enero de 2013

Sueños, despedidas y cambios

He leído esta entrada de un blog que sigo desde el año pasado, and the pioneer life. Un blog de una familia danesa (¿o eran holandeses?) que se fueron a vivir  a los bosques de Suecia, siguiendo un sueño. Hablé de ellos en esta entrada que escribí el pasado abril.

En el post que han subido hoy hablaban de unos amigos que conocieron cuando fueron a los bosques, al principio, cuando construyeron la primera cabaña y eran una comunidad con otras personas... Se sintieron solos y se fueron ellos solos, la família de 6 miembros, junto a un lago. Los impulsadores de esa comunidad inicial venían a despedirse y en el texto Andrea ha dejado escritas estas palabras, que traduciré a continuación, porque... bueno, realmente no sé si es el momento para mí, que igual estoy sensible o porque lo siento en cada fibra de mi ser, estas palabras me han llegado muy profundamente y creo que hay que compartirlas.

When we said goodbye this morning we also said goodbye to the dreams. You can be a slave of dreams, you know. You can be a slave of ideals and you can be a slave of rigid notions about how you think the world should be. And it´s not.
It´s never what you want. Might be what you need though.
Smiley.
Everything changes. All the time.
This is the only mantra that I have. This is the only truth that I know.
Dreams change too.

Cuando nos despedimos esta mañana también dijimos adiós a los sueños. Puedes ser un esclavo de los sueños, ¿sabes? Puedes ser un esclavo de los ideales y puedes ser un esclavo de las nociones rígidas sobre cñomo crees que el mundo debería ser. Y no es así.
Nunca es lo que tú quieres que sea. Tal vez sea lo que tú necesites.
:)
Todo cambia. Continuamente.
Este es el único mantra que tengo. La única verdad que conozco.
Los sueños también cambian.

Me ha parecido estar escuchándome a mí misma, todo cambia, nada es permanente, incluso los sueños. ¿Cuántas cosas tenemos en la vida que son así porque nosotros mismos nos las impusimos? ¿Cuántos sueños dejaron de ser sueños, pero los seguimos persiguiendo por... costumbre o porque no nos hemos dado cuenta que ya no son nuestros sueños?

 

sábado, 15 de diciembre de 2012

Brisas de recuerdos

Así es como yo llamaría a esta sensación de cuando has tenido un sueño en el que ha sucedido algo importante, pero no recuerdas, y durante toda la mañana o todo el día (¿o toda la vida?) notas las sensaciones que has sentido en él o casi logras ver una imagen cuando no prestas atención... pero se desvanece tan rápido cuando te fijas en que está ahí, que existe.

Como una brisa invisible e imperceptible. Como cuando estás en el bosque y crees, es más, jurarías que te están mirando, pero te volteas y no hay nadie. Como perseguir un reflejo de la luna en la oscuridad. Siempre al alcance de la mano, nunca en ella.

El recuerdo de mi sueño está ahí. Y no lo alcanzo. La mente es tan increíble. Los sueños son tan increíbles.

El mundo de los sueños me fascina. Siempre lo ha hecho y lo hará. Es una tierra inexplorada, solo se han estudiado atisbos de su realidad. Es como el universo dentro de nuestra cabeza, de todos nosotros. Los sueños son la creación, Altjeringa, el Tiempo del Sueño (Dreamtime), el tiempo más allá del tiempo. Los aborígenes australianos lo supieron captar muy bien. 



The Dreamings made our Law.. This Law is our ceremonies, our songs, our stories; all of these things came from the Dreaming...These songs are sacred. 

 (Los Sueños hicieron nuestra Ley. Esta Ley son nuestras ceremonias, nuestras canciones, nuestras historias; todas estas cosas vinieron del Sueño... Estas canciones son sagradas.)

--Yanyuwa elder Mussolini Harvey, quoted in John Bradley’s Yanyuwa Country, 1988 



domingo, 18 de noviembre de 2012

Gritar en la playa

Esta tarde, después de terminar por fin un trabajo fruto de meses, he ido con una amiga y Nahia a la playa. El cielo estaba cubierto de nubes grises y una ligera niebla cubría la playa. Durante todo el rato caía lluvia suave. Poca, pero la justa para irte empapando de humedad.

Hemos ido a gritarle al mar, no porque se hubiera portado mal o lo mereciese, sino porque mi amiga ha dicho que necesitaba desahogarse, que le encantaría ponerse a gritar. Así que le he dicho: "¿Y por qué no vamos?" Y hemos ido. A pesar del tiempo y a pesar de la hora, que ya era oscuro. Pero mejor, así no hay nadie.

Nahia ha correteado feliz y ha querido seguirle la pista a los gatos de las rocas. En las rocas junto a la playa y al faro de mi ciudad viven muchos gatos.

Ahora, después del camino de vuelta, de una ducha muy muy caliente para entrar en calor y de una rica sopa de pollo con fideos, me siento relajadísima. Creo que me iré a la cama a leer El Hobbit. 

Y eso me hará tremendamente feliz.

(Y más aún al recordar la llamada telefónica a tierras navarricas para un precioso reencuentro con excursión incluída. La vida es bella).

domingo, 11 de noviembre de 2012

To play or not to play

Ya no puedo jugar a videojuegos que podrían gustarme. Hablo de las aventuras gráficas o de aquellos en plan “abiertos” que puedes hacer lo que te dé la gana en un mundo mágico. Bueno, todo, todo, no.

Veréis, cuando tenía entre 12 y 14 o 15 años jugaba muchísimo a toda clase de juegos. Desde estrategia, militares, aventuras gráficas,… Era genial, la verdad. Y si hubiera tenido los videojuegos y los ordenadores de ahora, hubiera sido una experiencia increíble.*

Pero a los 15 cayó en mis manos Los Sims. Ese de simulación de vida. Era brutal. Veamos, poner a manos de una adolescente la vida entera de alguien, capacidad de tomar decisiones, crear una casa y decorarla, ser pareja del chico que te gusta versión sim… Bueno, bueno, era una extensión a tu propia imaginación.

Y así es como pasé los siguientes años jugando a Los Sims (y todas sus expansiones), Los Sims 2 (y muchas de sus expansiones) y Los Sims 3 (escasas horas jugadas de muchas de sus expansiones; poco tiempo y demasiadas horas de ordenador). He creado casas, estilos y vidas que son la caña.

Entonces, un día te vas fijando en que en el ordenador de al lado hay paisajes y música preciosos, que corres por parajes montañosos y bosques nevados, que hay dragones volando, gigantes con mamuts, elfos, fae, y toda clase de seres. Si eres como yo, piensas algo así como “¡Por Dios! Yo también quiero jugar a eso!”. Te instalas un juego (Skyrim, en ese caso) y esperas que la “magia” suceda.


 Mamuts y gigantes norteños. ¿Mola o no mola?


 Quiero decir… Pasé muchas horas jugando antaño a esta clase de juegos, algo se me habrá quedado, ¿no?

Pues no.

Primero descubres que has perdido la costumbre de manejar la cámara y los mandos. Que se te va el ratón para un lado y la cámara para donde no toca, que te atacan por la espalda y te pierdes. Le das sin querer a vista en primera persona y no en tercera, con lo que el punto de vista cambia drásticamente. ¿Tiros a distancia? Ni hablar. A machaque con un espadón del quince más grande que tú porque es más fácil que apuntar con la desastrosa puntería que tienes con el ratón.

Pero bueno, digamos que superando los primeros minutos y acostumbrándote más o menos, ves que puedes avanzar. Has matado algunos malotes, has conseguido un par de logros y en una misión te envían campo a través a la Ciudad del Otro Lado de la Montaña porque ahí venden bayas moradas cuya semilla necesita alguien del pueblo para hacer crecer sus plantitas y ellos no pueden ir porque están muy ocupados/el camino es peligroso/no te lo especifican.

Allá que voy.

Y me ataca un lobo.

Pero yo no me quiero defender y acaba muriendo.

En este punto, mi pareja, que ha ido dejando de lado su videojuego me grita exasperado: “¡Pero dale! ¡Que te va a matar! ¿Qué haces?”. Y no. Aquí es cuando empieza una de nuestras discusiones de desacuerdo.

Veamos. En todos los videojuegos, cuando vas campo a través te atacarán bichos salvajes. Es la manera fácil de adquirir PX (Puntos de Experiencia, para los no iniciados en los videojuegos) y de practicar los nuevos ataques que hayas obtenido al subir de nivel. Y vamos, un viaje de una hora de reloj en el que solo puedas observar el paisaje, para muchos gamers no va a suponer desafío ni diversión alguna.

Ahí entro yo. Soy una pacifista y una animalista. He llegado al punto que no puedo matar bichejos en un videojuego. Vamos, ni siquiera a los dragones malotes de Skyrim, que se cargan ciudades. ¿Por qué?

Vayamos por partes, como dijo cierto inglés destripador.

 Un lobo de Skyrim en pleno invierno  y con carita de hambruna.

Si un lobo o un oso o cualquier animal parecido te ataca es porque has entrado en su territorio sin permiso y posiblemente tenga sus crías o su madriguera cerca. Pensad en la cantidad de lobeznos y oseznos y bicheznos que se han quedado huérfanos siendo cachorros por viajeros como tú. O las pobres arañas de las cavernas que, al matarlas sueltan un valioso ingrediente para hacer pócimas o crear armas más fuertes. Cuántas habrán muerto a manos de gente que trafica con estos componentes. ¿Os lo habéis planteado? Después del paso del viajero por la Montaña Nublada, la típica araña (Araneae Montaniensis Skyrimarea, cuyo nombre ni si quiera llegaron a aprenderse) se suma a los millares de especies en peligro de extinción gracias a viajeros como tú que alteraron su hábitat natural.


¿Los dragones malotes de Skyrim? Los están reviviendo y pululan por todo el territorio volando hasta que se deciden a atacar a quien le suponga una amenaza o una aldea. ¿Qué sabes tú si el pobre dragón no se está vengando de la caza de dragones que hubo hace años, antes de que tú jugaras, en ese territorio? ¿Y si de pequeño los humanos lo molestaron?


Pues eso, que si yo voy tranquilamente y me atacan animales, me supone un problema atacarles. No tengo problema alguno con humanos, seres humanoides o espectros o cosas malignas, en serio. Pero los animales no son malos. Se deben a su instinto de supervivencia o protección.

 Ejemplo de un bárbaro atacando a un dragón que volaba tranquilamente. Me encantan los dragones, ¿y a vosotros? ¿Por qué matarlos? Déjalos vivir...

Me gustaría que hubiera un parche o una opción en las características del juego en que pudieras desactivar que los animales te atacasen y así no tener que defenderte o morir por ello.Así seguro que no tendría tantos problemas.

Por ahora, me estoy contentando con observar los paisajes bonitos de los videojuegos a los que juega mi novio y hacer comentarios del tipo: "¿Era necesario? Te lo has cargado, ¿no podías hacer otra cosa...?" y él que contesta: "¡Pero si me ha atacado él a mí! ¿No lo has visto?" y yo: "Seguro que has entrado en su territorio o tiene hambre, ¡es supervivencia! Corre y ya se irá, no le mates". Y así siempre.

Pero cuando no estoy muy cansada del ordenador, a veces me sigue apeteciendo volver a esos mundos...




* Entre los 17-18 jugué a Neverwinter Nights, no lo olvidemos.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Dibujarnos a nosotros mismos


Hace muchos años, creo que siete u ocho, leí un artículo en una revista que se me quedó muy marcado. Era sobre cómo éramos en ese momento y cómo queríamos llegar a ser. Entre otras cosas proponían hacer un dibujo de cómo querías ser (o verte) dentro de unos años.

El dibujo creo que sigue por casa de mis padres, pero recuerdo muy bien qué hice.

Me dibujé a mi misma, con ropa hippie (camisa larga y vaporosa de color azul y pantalones anchos, con muchos collares). Estaba apoyada junto a una mochila: estaba en mi época de "quiero viajar, quiero ver mundo, quiero verlo todo", imaginándome al dibujarlo que estaba en algún lugar de la India; uno de mis sueños en ésa época era ser viajera, coger ese billete de avión que te permite viajar hacia todos los países que quieras, siempre que sea hacia la izquierda o la derecha, sin poder volver atrás. Llevaba mi perro conmigo. El que dibujé era Llamp, pero podría ser Nahia. Llevaba una flauta y una guitarra. Trace unos rasgos de un hombre a mi lado, sin rostro, que para mí significaba que no estaba sola, podía ser mi actual pareja (la misma que entonces), o no. Recuerdo la cámara de fotos (estaba empezando a trastear con la fotografía) y en la mochila o algún lugar, había un referente a la escritura. 

Hace ocho años recuperé el contacto con el que es ahora un gran amigo. Me presentó a su novia de entonces y fuimos muy buenas amigas. Ahora estamos desconectadas; a veces la gente se aparta y se reúne más adelante. Admiraba a esa chica y me encantaba porque era muchas de las cosas que yo quería ser.

Una de ellas, la que más me fascinaba era la extraña habilidad de hablar con gente extraña que le parecía interesante, como si fueran viejos amigos que se reencuentran. Si encontraba un artesano por la calle y le gustaban sus collares, le preguntaría de dónde era, cómo hacía los collares, hacia dónde iba... Todo con sonrisas y sin cortes.

Hace ocho años yo era muy pero que muy tímida. Creo que lo sigo siendo en el fondo, pero he descubierto el placer de conocer gente afín. Ya no me da miedo mostrarme tal y como soy, con mis defectos y mis virtudes. Pocos son los que me llegan a conocer profundamente, de verdad. Porque cuando se me conoce de corazón, no son necesarias las palabras. Las miradas y silencios bastan. Pero lo que encuentras allí, posiblemente sea lo mismo que viste al principio. 

Me voy por las ramas.

Estoy contenta porque, poco a poco, he logrado ser hacia lo que quería. Por supuesto, muchas cosas han cambiado: ya no es Llamp, es Nahia. Ahora no toco la guitarra y no he apostado tan fuerte por la fotografía. Me encanta viajar y, aunque ahora estoy en una temporada de quedarme por casa, puedo decir que he hecho varias escapadas maravillosas. Más adelante, haré más. Si hace unos años me hubiera conocido a mí misma, el cómo sería, creo que me hubiera puesto en un pedestal y hubiera dicho: cómo molas. Hago lo que me gusta; sí, trabajo más horas que una burra y necesito tomarme una pausa y respirar, pero me gusta lo que hago, me gusta dónde estoy y cómo estoy. Cambiaría pequeñas cosas, pero no lo fundamental. Soy feliz. Vivo en una casa vieja y minúscula pintada de verde, con muebles reutilizados y llena de libros, postales de lugares, ilustraciones y cachivaches varios. Si me dieran a elegir, sólo cambiaría la ubicación de la casa: en un bosque y que tuviera terreno o jardín para cultivar, pero que mis amigos y familiares estuvieran mínimo a la misma distancia que están ahora (si hubiera menos distancia en algunos casos, mejor).

Estos instantes de paz, de felicidad, de disfrutar el momento hagas lo que hagas, son lo mejor. Hay momentos que abro los ojos y siento que "aquí, ahora" es lo que quería ser algún día. Quería ser lo que soy.

Pronto querré dibujarme de nuevo. Esta vez añadiré muchas plantitas en mi casa, remedios naturales y ecología. Viajes, sí, pero eso será un además. Me di cuenta que mi etapa de "viajera", además de querer ver el mundo, era escapar de una vida que no me gustaba, de la monotonía, de la jaula que sentía que me habían impuesto, de la vida que todo el mundo quería pero yo no. He aprendido cosas. He aprendido que la vida te la montas tú mismo y puedes hacer con ella lo que quieras, "ensalada de pollo o mierda de pollo". El pollo está ahí, tú verás como lo aliñas. 

Es una lección sencilla pero muy difícil de aprender. Tanto, que a veces me hago un lío y un día, en vez de comer ensalada de pollo, me enredo con los ingredientes y me como mierda de pollo. Suerte que es solo un día. La vida no es facil. Y si esperas que alguien o algo llegue y te lo solucione, morirás esperando y nada cambiará. 

No me considero una de esas personas que van supercontentísimas siempre, donde todo es maravilloso y el amor todo lo cura. Sí, todo es maravilloso, pero hay que saberlo ver. El sol sale cada mañana y ¿cuántas veces vemos amanecer, disfrutándolo? ¿Cuántas veces respiramos la atmósfera limpia cuando acaba de llover? Si estás mal, todo esto se vuelve invisible. El entorno perdura, nosotros no. Todo eso seguirá estando, lo experimentemos o no. Todo seguirá estando cuando nosotros ya hayamos sido olvidados.

En mi próximo dibujo habré hecho pequeños arreglos a la ropa que llevo, para hacerla más mía, más yo. Estaré más rodeada de naturaleza. Tendré pasteles hechos y una casa de campo con aroma a pastel de calabaza. Habrá té preparado porque tendré visita de algunos grandes amigos. Iré a por los huevos de mis gallinas y a corretear con mi perro por el bosque. ¿Niños? No me lo planteo, por ahora. Disfruto de mi momento.Sé que para este dibujo no se necesitarán 5 o 10 años. Puede que necesite 20. Pero lo importante no es cuándo, sino el quién y el cómo. Quién eres, con Quién estás, Cómo eres, Cómo estas.

El año pasado conocí una señora, la madre de una chica con la que hablo a veces. Estaba contentísima: por fin, después de mucho tiempo, tenía su propia casa en un pueblo, reformada. Su casa antigua. Su casa ideal. Y creo que tiene cincuenta y muchos o sesenta años. Pero lo tiene. Poco a poco, se forma el sendero y te acaba llevando... a veces no es a donde querías, sino donde te conviene.

Últimamente no paro de conocer a gente interesante y hace que me sienta muy, muy afortunada. Mi novio me ha dicho más de una vez que "con qué facilidad se te hace feliz/reír/contenta". Es por los detalles. Me hace feliz ver a alguien que quiero, pasar un rato agradable, leer calentita tomando un té, quedarme en la cama en silencio sabiendo que no hay nada urgente (eso hace tiempo que no lo puedo hacer hago), una pequeña sorpresa, un gesto...

Canción descubierta la semana pasada gracias a alguien nuevo en mi vida.

jueves, 11 de octubre de 2012

Once de octubre de dos mil diez

Hace años el once de octubre significaba "víspera de puente" o "cumpleaños de amigos".

Hace dos años que el once de octubre ha adquirido otro significado para mí. Hace dos años murió mi adorado compañero Llamp. Sí, era un perro y para mí era más que una mascota. Hoy estoy un poco sensible por ello, porque me ha dado por recordarlo, porque he leído una entrada de algo parecido y porque tampoco me parece mal soltar alguna lagrimilla una vez al año.

Es curioso, porque no pasa día que no me acuerde de él por alguna cosa u otra y sé que si dejo de hacerlo, a la larga acabaré por no recordar el tacto de su pelaje, los ladridos, las miradas o pequeños detalles que el tiempo se encarga de ir emborronando. Es curioso porque ahora tengo a otra perrita conmigo a la que quiero con locura y me ayuda muchísimo. Estoy aprendiendo a ser una persona mucho más calmada por ella, a aprender a modular mi voz y mis gestos aunque esté nerviosa para no asustarla. Realmente esta perrita que ha pasado tantas penalidades, Nahia, me hace muy feliz.

Comparar a Nahia y a Llamp no tiene ningún sentido, son el día y la noche. Es como preguntarle a un niño si quiere más a papá o a mamá. La criatura los ama a los dos por igual, por ser quienes son y por las cosas de cada uno. Llamp tan extrovertido, sociable, alegre, gruñón y tozudo; Nahia, tan tímida, dulce, obediente y cariñosa. Tan protectora, tan madre/hija y Llamp tan brabucón y cachorro, incluso cuando tenía trece años.

Creo que lo que me sigue doliendo en el fondo es no haber podido estar el día en que murió Llamp. Estaba lejos y con gente que me apoyó muchísimo (a quienes agradezco mucho sus gestos y palabras), pero el pensar que la noche anterior Llamp empezó a aullar para buscarme o para despedirse y que yo no estaba, me sigue rompiendo el corazón.

Mi madre dice que mejor, que así conservaré su recuerdo de cómo estaba y no de cómo se puso malito de repente. Pero mil y un recuerdos de 13 años y medio no se pueden borrar así como así por un final repentino.

En fin, supongo que necesitaba escribir un poco de esto para desahogarme más de lo que pude hacer en su momento. Apenas podía escribir nada en el blog ni en ninguna parte porque sentía que me hundía.

Aquí una muestra de mis dos pequeños. ¿Por qué mirarían a la derecha?


Llamp en verano de 2007. Una de mis fotos favoritas.

Nahia en verano de 2012. Feliz en la naturaleza.

viernes, 20 de abril de 2012

¿Seré capaz?


Los que más o menos me conoceis de cerca sabréis que siento una especial predilección por los bosques y la naturaleza. Ya la sentía cuando era pequeña, cuando hablaba con los árboles y las plantas o me escapaba de donde estaban mis padres para acercarme al lugar donde habían animales, agua o un bosquecito. Mi madre lo sabía y, en lugar de sucumbir al pánico, se acercaba hacia donde había cualquiera de estas cosas y me encontraba. 

Hace años que sueño y fantaseo (o daydreaming en inglés) con tener una casa en el bosque. De hecho, durante mucho tiempo, con unos amigos que también perseguían este objetivo, la llamábamos La Casa Del Bosque. Desde entonces, que voy mirando libros de vida autosuficiente, de esos que te enseñan cosas que la sociedad ha olvidado, pero que en pequeñas comunidades apartadas de las urbes, siguen siendo el pan de cada día. Cómo desplumar un pollo, cuál es la mejor época para plantar nabos, si plantar ajos al lado de las acelgas evita los bichos, o simplemente cómo cortar leña sin rebanarte un brazo. 

Conocimos a un amigo, P., que era jardinero y que, además, había estudiado permacultura (buscadlo en Google). Yo no tenía ni idea de qué era eso. Pero me informé y me encantó la idea. En cuantro palabras, se trata de adaptar tu casa al entorno en el que está y formar una especie de microsistema en el que nada se desaprovecha: el agua se recoge y, según la clase que sea, se distribuye entre la huerta o los árboles silvestres. Lo que más me llamó la atención era que podías hacerte tu propia casa utilizando barro y paja. 

Eso creo que fue el principio. Empecé a interesarme por temporadas en este tipo de casas. Resulta que es una práctica cada vez más extendida, especialmente en EEUU y el Reino Unido y que hasta hay grupos y organizaciones que montan una especie de "campos de trabajo" en los que ayudas a construir una casa de estas características mientras aprendes cómo hacerlo.

Contrariamente a lo que podáis imaginar, estas casas son. una. pasada. En serio, son preciosas. Hay una que es conocida como "La Casa Hobbit", porque parece sacada de La Comarca.

Hay algunas que hasta tienen placas solares, electricidad, agua caliente o suelo térmico.

En mi Tumblr, Titillanduus, suelo poner imagenes de cosas que me inspiran: desde chocolate y té, a bosques, árboles, ilustraciones... o casas de ensueño. Yo les pongo la etiqueda de "Dream house". Para mí, esos pedazos aleatorios de casa son en los que me gustaría vivir algún día.

Gracias a algunas de estas imagenes (y a la labor posterior de documentación) he encontrado blogs, grupos de facebook y páginas sobre este tipo de casa.

Hay gente cuyo sueño es tener un sueldo impresionante y tener su pisito en la ciudad y el chalet de fin de semana. Cuando me enteré que la Casa Hobbit costó 4000 libras me quedé de piedra. Vamos, que si te lo montas bien y encuentras un terreno en venta o donde se permita este tipo de construcción, cuatro mil euros no es "nada" comparado con los 150-350.000 euros que te puede costar un piso normalito en la ciudad.

Uno de mis sueños es lograr eso. Y lo que cada vez me llama más la atención es hacer algún campamento de aprendizaje de este tipo... Y a veces me pregunto si seré capaz de hacerlo. Y luego a si podría dejar de lado mi estilo de vida actual durante un año o dos para construir la casa. Está claro que nunca más será el mismo y que se acercará a mi ideal. Pero... menudo cambio. Y cuántas personas que no entenderían eso. Y lo que cuesta el irte y empezar de cero. Y la pareja, ¿qué pasa si el otro no lo quiere? ¿Cuánto se está dispuesto a arriesgar?

Esta tarde he encontrado a una familia de Dinamarca que se fue a Suecia a vivir en comunidad, en plan totalmente ecologista y autosuficiente. La vida en comunidad (con ésa comunidad en concreto) no fue lo esperado y ahora están rehabilitando una cabaña de madera de hace 100 años en medio del monte con sus 4 hijos. Tienen un blog que es muy interesante de leer sobre sus experiencias en el día a día y de cómo han cambiado las prioridades, los puntos de vista y hasta los miedos. Está en inglés, pero es muy, pero que muy interesante (y las fotos del lugar son preciosas). Se llama "& the pioneer life" (también los podéis encontrar en facebook). [Este es el primer blog, de cuando se marcharon a cambiar sus vidas por primera vez y estuvieron con la comunidad: "and the great escape"].

Si os gusta este tema, para empezar, os recomiendo que os unáis a la página de FB Natural Homes (o podéis visitar también su web), en la que ponen muchas fotos de casas, artículos o comentarios de familias o gente que ha cambiado su estilo de vida.

(Y sigo sin poder poner imagenes porque se cuelga. *yupiii*).

sábado, 11 de febrero de 2012

Flores de colores



Creo que mañana, cuando vuelva de pasear a mi perrita Nahia, me compraré unas flores de colores, en una floristería a medio camino de mi casa y el parque, para alegrarme la mañana, la tarde y la noche, y antes de que se pongan mustias, las secaré entre las páginas de algún libro. Mejor de varios, para encontrármelas de sorpresa cuando los relea.

También le compraré flores a mi madre. No se necesitan excusas, no se necesitan fechas especiales para poner un poco de color y sonrisas en nuestras vidas :).

lunes, 6 de febrero de 2012

¿Y si...?



¿Y si termino deberes, obligaciones y "tengo que", agarro a Nahia y me voy de viaje a otro sitio?

Me apetece ver otros lugares. Y creo que también me apetece estar un poco sola. Disfrutar de mí misma.


Nahia es mi perrita. Bueno, nuestra.

sábado, 4 de febrero de 2012

Muertes.


¿Cómo sería el mundo si ya no estuviéramos en él?
Me gustaría pensar que si yo no estuviera en el mundo, si muriera, se notaría. Quiero decir, que la pequeña diferencia que marco, se notaría.
Lo triste y grande a la vez, es que no, no se notaría nada a gran escala. Somos inmensamente pequeños y miles de personas mueren cada día y nuestras vidas son iguales. No les notamos en falta, excepto si son alguien que conocemos.
¿Alguna vez habéis pensado en que tal vez no habéis conocido un amigo o amiga porque se ha muerto? Yo sí. Cuando recién cumplidos los dieciséis conocí a una chica, con la que rápidamente conectamos y nos hicimos grandes amgias, a pesar de lo diferentes que éramos, y me contó que un par de años antes había tenido un accidente de tráfico (un coche se la llevó por delante)... Le faltó un tris de morir. De hecho, los de la ambulancia pensaron que estaba muerta. 
Y yo pensé en que... qué fuerte. Una persona que ahora es muy importante para mi casi muere. Casi no la llego a conocer. Casi no conozco a su hermana. Casi no conozco a mi pareja porque su hermana no se equivocó al añadirme en una conversación de MSN hace nueve años. Cuantos casi juntos, ¿verdad?

Si nos paramos a pensar, nuestra vida actual es casi un puñetero compendio de malabarismos, lleno de posibilidades y situaciones que cambian a cada instante.
Lo que hacemos, dejamos de hacer, pensamos o simplemente no hacemos nos marca de tal manera que cuando te paras a pensar un poquito, da hasta vértigo.
Ahora mismo soy incapaz de imaginarme dónde estaría ahora mismo si en otros momentos hubiera decidido hacer otra cosa. Es cierto que hay acontecimientos y decisiones en nuestra vida que nos marcan el futuro. Grandes decisiones. Pero esas son las fáciles, porque nos damos cuenta, porque son grandes porque "eh, eso es una montaña de las grandotas". Las pequeñas, las del día a día, las de: "hoy me haré una tortilla para cenar" o "sacaré a pasear al perro a las 15:31 en vez de a las 16:49", ésas, sin duda, son las que marcan la diferencia.

Cuando en 2010 tuve un accidente de tráfico, cuando pensé que posiblemente la palmaría o quedaría bastante afectada, no pensé en mi família, en mi perro, en mis amigos, en mi pareja ni en planes de futuro.  Tampoco me pasó mi vida por delante. Recuerdo claramente que pensé: No me jodas.


jueves, 2 de febrero de 2012

Echar de menos



Echamos de menos a personas, que están, que se fueron, que se marcharon o que están contigo, pero a la vez no están.
Echamos de menos olores, sabores, lugares, sonidos...
Echamos de menos cosas que no sabemos que nos faltan hasta que ha pasado mucho tiempo y las notas. Como cuando, conscientemente dejas de respirar y, de repente, tu cuerpo toma una bocanada de aire y recuerdas que hace varios segundos que no respirabas.
Echamos de menos cuando hay algo que tenemos ahora que no termina de llenar un vacío de algo o de alguien que estaba antes. Y es que parece que no entendamos que los vacíos que se nos quedan, nada ni nadie más que lo que/quien ha dejado el vacío puede llenarlo. Pero no, siempre tratamos de llenarlo con cosas. Mantenemos la mente ocupada trabajando, leyendo, mirando la tele... Haciendo cualquier cosa por alejarnos del aquí y el ahora. Tratamos de no escucharnos a nosotros mismos porque, para el día a día es más fácil seguir así. 
Porque, ¿cuándo nos viene bien una charla de esas de "tenemos que hablar" contigo mismo? De esas de ¿se puede saber qué estás haciendo? Si hay algo que no te gusta, cámbialo. Si te gusta, quédatelo. Y si no te gusta y no se puede cambiar, o lo aceptas o te vas. Hay miles de opciones. Las tenemos todas y, aún así, nos da pereza, miedo o mil y una cosas, sentarnos a hablar con nosotros mismos.
Y entonces te levantas un día y te das cuenta de todo lo que echas de menos. Que ojo, lo que tienes ahora está muy bien. Pero, ¿ves? no es lo de antes. Es distinto.
Creo que necesito un descanso. Estoy en plena carrera de fondo y no puedo parar, aunque lo necesito. 
Hay momentos en que me siento como una actriz-directora de cine, que estoy viendo la película a la vez que actúo. Es raro. Me gustaría solamente actuar y no ver la película. 
Echo de menos algo que tuve una vez y aprecié mucho, pero que ahora, al buscarlo, ya no lo encuentro, a pesar de que está conmigo.
Echo de menos respuestas. Echo de menos la respuesta a una carta que envié, a corazón abierto. Las frases a medioacabar, a veces son bonitas, pero los puntos suspensivos al final de un capítulo, no. 
¿Me estoy desahogando? Creo que sí. Lo necesito un poco. Mañana será otro día, estaré menos cansada y todo tendrá otro aire. 
Mientras, escribo y miro una perrita que hace poco que ha encontrado un nuevo hogar, donde ya no pasa hambre ni frío, donde recibe carícias y amor, donde cada día se extraña de algo y aprende una cosa nueva.


martes, 29 de noviembre de 2011

Espero que sigamos igual que éramos




He entrado en el viejo foro de Jóvenes Escritores. Lo creamos unos cuantos amigos, impulsados por Gasgi.

Me he encontrado con el comentario que una chica me dejó en 2008 sobre uno de los relatos (El Mercado, en concreto, que forma parte de ese proyecto mío que llevo desde 2007 pero que no escribo apenas desde 2009-2010. El que va a ser el GRAN proyecto un día.). Le había gustado y empezaba diciendo "No sé si vas a leer este comentario", para a continuación, dejarme su opinión personal (favorable).

Es tan sencillo que me ha parecido precioso y romántico. Es como encontrar una botella con mensaje en una playa.

He recordado la época en la que participábamos en Jóvenes Escritores. Éramos unos cuantos a los que se nos daba medianamente bien la escritura y nos gustaba escribir, le podíamos sacar ratos. Escribíamos y comentábamos lo que escribían el resto. Opiniones, consejos, risas, un poco de todo. Unos más que otros teníamos esperanzas puestas en ello. Esperanzas de algún día... Teníamos 20 años. Todos, menos alguno. Estábamos en plena carrera, algunos en derecho, otros filologías, psicología... geología ... Las épocas de exámenes se notaban mucho. Apenas entrábamos y dejábamos señales de vida.

Poco a poco fuimos creciendo. Y las responsabilidades con nosotros. Tocó ponerse en serio con la universidad.Y, también poco a poco, el foro fue quedando abandonado.

¿Murió?

No. 

Un foro público es un alma un poco viva y siempre habrá Jóvenes Escritores con ansias y sueños de ser escritores... así que, mientras eso dure e internet siga en pie, seguirá vivo.

En ése foro está mi yo de 20-21 años. Igual que está en este blog si te pones a bucear entre los archivos. (Es un poco como cuando tu madre saca los álbumes de fotos a los desconocidos. Vamos, digo yo. La mía nunca lo ha hecho).

Pues... he recordado los sueños, las ganas de comerse el mundo... el creerte que te lo vas a comer y que todo es posible.

Cinco, seis años más tarde, sigo aquí. Me gusta pensar que he aprendido cosas, unas a buenas y otras a palos, como la vida misma.

Si hay algo que creo que he aprendido es que si vas con ganas de merendarte el mundo, él se te comerá primero. Con menú de patatas, ensalada y postre.

Pero también he aprendido a no abandonar los sueños, a perseguirlos, a moldearlos. No hace falta encabezonarse con ése boceto que tuviste hace diez años. Los bocetos son para tener en cuenta dónde van a ir las líneas principales. Hace falta tener un buen boceto de base para hacer un bonito dibujo, pero lo que se ve al final es el acabado (Las horas y años que te has metido para lograrlo a veces quedan en segundo plano).

¿Sigo siendo como entonces? Un poco, sí. Y siempre lo seré, porque fuí yo, está claro. ¿Sigo teniendo sueños? Sí, y que no se me terminen. 

¿Sigo queriendo ser escritora? Sí. Simple y claramente. No sé si algún día me publicarán algo o me autopublicaré yo. Ni si quiera sé si terminaré mi gran proyecto. O el otro gran proyecto que no sé mucho cómo va, pero que ahí está. Del primero tengo unas cincuenta páginas escritas en word. Del segundo, algunos capítulos sueltos. Y del tercero (¡sí! ¡hay un tercero!) otras cuarenta.

¿Lo más divertido de todo? 

Empecé con el primero en 2003. Seguí individualmente, escribiendo historias cortas. Hasta que me dí cuenta de que se entrelazaban. Todo cuadraba. Y si leo algunas de las cosas de entonces, veo tan claramente a Neil Gaiman... Tanto.

¿Quién sabe dónde terminará todo esto? ¿Cómo terminaré yo?

Lo importante, es que en el fondo soy y seguiré siendo soñadora. Y los soñadores tienen alma creativa... A veces de escritor, porque saben navegar en la imaginación.

Estoy demasiado centrada en el mundo de la materia y apenas me pongo a escribir. Pero cuando  lo hago (a parte de soltar tochos como este) veo que me sumerjo en lo que sea.

Lo echo de menos y tengo que encontrar huecos para hacerlo, pero no sé cómo.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Una de vikingos



He estado planteándome si poner esto aquí o no... Es mi blog desde hace años... muy personal, dónde he publicado desde relatos cortos, poemas, problemas, ralladas, crónicas de viaje (recordemos "Irlanda 2007" cuando fui de monitora con 21 años)... Sabéis quién soy y en algunos lugares aparece mi nombre, pero aquí siempre soy, he sido y espero continuar siendo Inanna Pilgrim. Mi "yo" oficial de los internets.

Pero bueno, como desde siempre he ido dando la caca, y hablando de lo maravilloso que sería traducir ésto y lo otro, y lleváis una temporada en que me veíais tan a tope... Hoy sale a la luz uno de los motivos. 

Y como el rey en Navidad, me llena de orgullo y satisfacción...  presentaros:

ESTO. (a los perezosos, mirad debajo de las camisetas azules xD).

 Se llama Yggdrasill. Un juego de rol de vikingos que es una pasada. Una pasada desde el punto de vista de jugadora y lectora del libro (y otra pasada por traducirlo). [Nota: si algún día escribís algo, lo que sea, aseguraros que pase por un corrector de estilo].

Pues próximamente más y mejores cosas... 


(Estoy supercontentísima, pero me da vergüenza a la vez XDDD).

lunes, 24 de octubre de 2011

Vida.



Sigo aquí, a pesar de que hace poco dije que escribiría más... Trataré de hacerlo, aunque solo sea para poner frases bonitas o música XD

Estoy contenta. Más que contenta, feliz. Satisfecha. La vida no es perfecta, ni mucho menos. Pero estoy en un mmento en que me gusta estar donde estoy y si pudiera hacer que, de alguna manera, todo pudiera continuar con una dinámica parecida, tal vez lo haría. (Digo tal vez porque no sé dónde me llevará ésta dinámica).

¿Sabéis qué me haría ilusión? Ir a ver una obra de Shakespeare en inglés. Nunca he visto una en directo. Y es algo que hace unas semanas me di cuenta de que me hacía especial ilusión. Mi obra favorita es Noche de Reyes (the Twelfth Night). La vi en película cuando tenía unos 16 o 17 años y me encantó. Pero mucho, mucho. Creo que es mi obra favorita de Shakespeare. Incluso más que El Sueño de una Noche de Verano. Recuerdo que en tercero de carrera hicimos un trabajo sobre ella... cómo lo disfruté. Muchísimo. Y el profe nos puso la misma versión de Noche de Reyes que había visto yo hacía años... Me encantó. Tendría que leerme La Tempestad. tengo especial curiosidad desde hace años y aún no sé por qué no la he leido. Y Hamlet. 

De hecho, tal vez, cuando termine con algunas lecturas empiezo a hacer un particular ciclo shakespeariano.


Desde hace años, que he ido utilizando intermitentemente esta imagen de Miranda (La Tempestad), pintada por mi adorado Waterhouse.
Pues bien... hace tiempo vi esta imagen o este texto en algún lugar y me gustó. Luego ya no sabía dónde estaba y lo olvidé. Afortunadamente, lo he logrado reencontrar. Aquí os lo dejo. Vale la pena... :)




"Esta es tu VIDA. Haz lo que ames, y hazlo a menudo. Si no te gusta algo, cámbialo. Si no te gusta tu trabajo, déjalo. Si no tienes suficiente tiempo, deja de mirar la televisión. Si estás buscando el amor de tu vida, déjalo; el amor te esperará cuando empieces a hacer cosas que amas. Deja de sobreanalizar, todas las emociones son bellas. La vida es simple. Cuando comas, aprecia cada bocado. Abre tu mente, brazos y el corazón a cosas nuevas y a gente, estamos unidos en nuestras diferencias. Pregunta a la próxima persona que ves cuál es su pasión y comparte el sueño que te inspira con ellos. Viaja a menudo; perderte te ayudará a encontrarte a ti mismo. Algunas oportunidades solo vienen una vez, agárralas. La vida es sobre la gente que conoces y las cosas que creas con ellos, así que sal fuera y empieza a crear. LA VIDA ES CORTA. Vive tu sueño y comparte tu pasión."