miércoles, 21 de febrero de 2007

Deseos

A veces me pregunto si no seré una saboteadora de deseos: una persona que lo prepara todo para cumplir un sueño o un objetivo y que en el último instante se echa atrás o no hace el paso final, el más corto, el más sencillo y tonto para cumplir lo que toca.

A veces me ha pasado algo así. De algunas no me arrepiento y de otras un poco... otras, el tiempo lo dirá.

domingo, 18 de febrero de 2007

Ya quedan pocos días

Entre estornudo y estornudo aun dejo cabida a algo que hacer. Me debato entre esos "¿Te imaginas qué chulo? La universidad es en un castillo y está rodeada de bosque y verde. ¿Te imaginas qué chulo vivir juntas?" Me imagino, sí. Qué chulo todo. Me debato también entre "¿Estás segura que vale la pena? Yo no te pondré trabas, sabes que te apoyo y... pero...". Y debato yo sola. Me siento como cuando dos niñas se pelean por una muñeca, cada una tirando de un brazo hacia ella. Solo que las dos niñas no son niñas y no se ven. La muñeca soy yo, en silencio, imaginando, sospesando y tratando de saber qué posibilidad será de la que puede decir que no se ha equivocado. Tal vez no me equivoque con ninguna, o tal vez con las dos. ¿Os imaginaís a una Inanna en un universo paralelo con el "¿te imaginas qué chulo?" realizándose mientras piensa que no es tan chulo y que no debería haber ido y a la otra Inanna en otra de las infinitas posibilidades de universo paralelo, envidiando en secreto a quien se fue y pensando en que ha dejado perder una oportunidad?

Tal vez, haga lo que haga, estaré contenta. Tal vez no. Y tal vez, de pronto me surjan un montón de alternativas.

Me recuerdo diciendo en muchas ocasiones "Yo iré, claro que sí. ¿Por qué no os decidís vosotras?". Incluso hay muchos que me lo podrían echar en cara; que mucho hablar pero luego, nada. Cambiamos y no cambiamos. Sigo teniendo infinitas ganas de ir, pero cambiamos. O cambian las situaciones de nuestro alrededor. O tal vez son ellas las que nos cambian. Si pudiera cambiar una situación en concreto, ¿acabaría yendo? ¿me surgirían otras dudas? No lo sé.

Pero he de decidirme pronto. Dije que lo estaba. Se lo dije a mucha gente... Pero creo que solo trataba de engañarme a mi misma. A no querer ver que realmente quiero ir, pero que por un motivo u otro, me divido entre el querer y el deber. Me fijé como suspiraba una de las niñas de alivio cuando dije que no, que para qué, que ya iría por mi cuenta. Siempre tendré tiempo, ¿no?

Fue gracioso contestar lo de que siempre tendré tiempo, porque he tenido muchar charlas con algunos sobre el dejar las cosas para mañana. Que está bien hacer planes de futuro, pero que si hay algo que de verdad quieres hacer, que no lo vayas dejando siempre por una u otra cosa.

¿Qué hago? ¿Me decanto por lo que está bien, por lo que me gustaría hacer, por...? ¿Por qué los humanos nunca sabemos qué es bueno para nosotros? Es como eso de tener un sueño, que haces lo que sea para que se cumpla y lo tienes en un pedestal y de pronto, te das cuenta de que no valía tanto como pensabas o como que lo has cumplido y te quedas "¿Ya está? ¿Eso era todo?".

¿Y si me escucho y voy, pensando que es lo que quiero y necesito, y luego me doy cuenta que lo que quería era quedarme, y que yéndome lo pasaba mal porque otros lo pasan mal o porque no me he comportado como debería?

¿Y si...?

¿Y si...?

martes, 13 de febrero de 2007

Demasiadas cosas en qué pensar

Voy a dar señales de vida como si fuera un náufrago que hace señales de humo desde una isla, para que alguien, aunque sea un pájaro, recuerde que sigue ahí.

Estoy cansada pero contenta. Contenta porque últimamente hago cosas que me interesan y me nutren como persona. Cansada porque, a pesar que dije que estaría más tranquila desde este mes, creo que no será así... no, a menos, como yo pensaba.

Hoy lleva todo el día acompañándome un dolor de cabeza de esos de "demasiado pensar". Por un lado, asimilar la teoría de la educación de Walddorf a través de la música, relatada por un suizo-alemán y traducida por una señora y tal, hace que tengas que prestar bastante atención. Y más cuando de tanto oír alemán 4 horas cada tarde, el pequeño alemán que hibernaba en mi desde los 15 años se ha despertado y empieza a entender alguna que otra palabra.

Por otro lado, tengo ganas de escribir algo. Una experiencia. Este fin de semana una de mis amigas más queridas ha tenido un accidente de coche. Precisamente por no llevar cinturón se ha llevado la peor parte de los presentes. [Podrían haber empezado la campaña de trafico sobre llevar cinturón un día antes...]. La peor parte, en este caso, han sido un par de costillas rotas y algunos moratones. Espero que no encuentren nada más los médicos cuando la examinen a fondo. Además de darle vueltas a este asunto y de cómo podría haber cambiado todo. A ratos también se me pasa por al cabeza que 5 minutos antes del accidente, yo llamara y decidiera no ir porque me entraba sueño. Me imagino las costillas rompiéndose como una ramita seca de un árbol.

Me han informado que un amigo que hace tiempo que no veo empieza a tener serios problemas en el coco. ¿Cómo hacerle entender a una persona que tiene un aspecto genial, que cada vez está más delgado aunque el vea todo lo contrario?

Tengo ganas de dormir, y mientras duermo, descansar y soñar. Sobretodo descansar.

En fin, a ver si pronto digo alguna cosa que valga la pena de verdad y no las cuatro cosas que me dan vueltas en las horas muertas o cuando me hablan o cuando duermo o...

Besos!



PD: Por lo que pudo suceder.