martes, 13 de febrero de 2007

Demasiadas cosas en qué pensar

Voy a dar señales de vida como si fuera un náufrago que hace señales de humo desde una isla, para que alguien, aunque sea un pájaro, recuerde que sigue ahí.

Estoy cansada pero contenta. Contenta porque últimamente hago cosas que me interesan y me nutren como persona. Cansada porque, a pesar que dije que estaría más tranquila desde este mes, creo que no será así... no, a menos, como yo pensaba.

Hoy lleva todo el día acompañándome un dolor de cabeza de esos de "demasiado pensar". Por un lado, asimilar la teoría de la educación de Walddorf a través de la música, relatada por un suizo-alemán y traducida por una señora y tal, hace que tengas que prestar bastante atención. Y más cuando de tanto oír alemán 4 horas cada tarde, el pequeño alemán que hibernaba en mi desde los 15 años se ha despertado y empieza a entender alguna que otra palabra.

Por otro lado, tengo ganas de escribir algo. Una experiencia. Este fin de semana una de mis amigas más queridas ha tenido un accidente de coche. Precisamente por no llevar cinturón se ha llevado la peor parte de los presentes. [Podrían haber empezado la campaña de trafico sobre llevar cinturón un día antes...]. La peor parte, en este caso, han sido un par de costillas rotas y algunos moratones. Espero que no encuentren nada más los médicos cuando la examinen a fondo. Además de darle vueltas a este asunto y de cómo podría haber cambiado todo. A ratos también se me pasa por al cabeza que 5 minutos antes del accidente, yo llamara y decidiera no ir porque me entraba sueño. Me imagino las costillas rompiéndose como una ramita seca de un árbol.

Me han informado que un amigo que hace tiempo que no veo empieza a tener serios problemas en el coco. ¿Cómo hacerle entender a una persona que tiene un aspecto genial, que cada vez está más delgado aunque el vea todo lo contrario?

Tengo ganas de dormir, y mientras duermo, descansar y soñar. Sobretodo descansar.

En fin, a ver si pronto digo alguna cosa que valga la pena de verdad y no las cuatro cosas que me dan vueltas en las horas muertas o cuando me hablan o cuando duermo o...

Besos!



PD: Por lo que pudo suceder.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Inanna:
Si te sirve de consuelo, yo también estoy cansada, muy cansada. Tengo la sensación de llevar largísimo tiempo manteniéndome a base de siestas, esperando que pronto pueda dormir una noche entera... pero mientras tanto, me voy cansando más y más. Ojalá pudiera decir "estoy aburrida".
Pero bueno, nena, a resistir, que es lo que toca.
Ánimos varios, y sigue dando señales de vida de vez en cuando, para enriquecer historias, ya sabes.
Besazos.

Ion Ander ART dijo...

La vida es como una montaña rusa (el Dragon Khan si lo prefieres), a veces hay momentos en los que parece que la caída no termina, y te ves cerca del suelo, demasiado cerca. Sin embargo, siempre hay una nueva subida que espera cuando pensabas que ya no podías elevarte más, eso a pesar de que posteriormente volverás a bajar. Descensos y ascensos, en eso se basa todo. Es un símil simple y muy típico, pero a veces conviene tenerlo presenta para poder resistir esos momentos que parecen no acabar nunca.

No te preocupes, recuerda que este billete para la mntaña rusa no lo has pagado tu sola, y hay más contigo sentados a tu lado en la vagoneta (un servidor, aquí mismo)

Un besazo.