A ratos me pregunto cómo he
llegado hasta aquí.
A ratos, cuando hago pequeñas
pausas en el día a día y la montaña rusa de emociones y sucesos en los que se
ha convertido mi vida de unos meses a esta parte. De pasar de tener una vida
bastante tranquila, bastante ordenada, donde –salvo en determinados momentos al
año- sé lo que hay, hago las mismas cosas y van pasando los días, sin pena ni
gloria... a esto. A no planear mucho más allá de una semana o dos. A dejar los
días con asterisco "por si acaso". A enamorarme, desencantarme,
llorar, rabiar, pasar página, sonreír y empezar de nuevo.
A vivir con ganas cada día, a
correr, a hacer cosas porque sí, si me apetece, ¿por qué no? ¿Qué más da? Creo
que esa frase es en la que se ha convertido mi vida: si me apetece, ¿por qué no? ¿Qué más da? ¿Qué más da lo que pueda
pensar el resto? ¿Qué más da todo si estoy a gusto y no hago daño a nadie?
He pasado de mirar las piscinas
con cuidado y de reojo a tirarme de cabeza con triple tirabuzón.
¿Por qué? Porque me siento viva.
Esta emoción, esta dopamina y adrenalina fluyendo a saco, el no saber qué
pasará, el querer averiguarlo, el ¿y sí...? ¿Y si no? No pasa nada, pero si no
lo pruebo, no lo sabré.
Abrir y cerrar nuevas puertas, ir
por lo desconocido. Y lo desconocido también soy yo misma, ojo. Estoy
descubriendo muchas cosas, unas buenas y otras que quizás son negativas y tengo
que trabajar. La cosa es que... ¿Qué? Pues que vivo la vida.
¿Que me pillo los dedos? Bueno,
lo superaré. Duele un poco o un mucho, pero se sigue adelante. E incluso cuando
duele mucho, me gusta, porque lo he vivido, llámame masoca si quieres. No he
tenido miedo de volver a empezar o de conocer a más gente. Porque ya no me
muevo por miedo. Me muevo por "a ver cómo me siento si...".
Curiosidad, aventura, interés, ganas. Me muevo por lo que me hace reír, por lo
que me hace sentir bien. ¿Qué pasará? Se verá. O lo veremos. No lo sé. ¿Qué
importa? El ahora es lo único importante. Mientras todos nuestros ahora hacia
el futuro estemos bien, seguirá siendo lo que vale la pena.
Total. Que no esperaba nada de lo
que ha pasado. Lo he ido abrazando según pasaba por el camino. No sé si me equivocaré
o me arrepentiré o, por el contrario, si seguiré abrazando lo que llegue, despidiendo
a quien se marcha, si continuaré sorprendiéndome y disfrutando de todo.
Hola, Extraño. ¿Qué tal?
Encantada de haberte conocido.