domingo, 6 de mayo de 2007

Máscaras

Esta mañana he decidido darme un gustazo. He decidido abrir uno de mis comics favoritos. No es solo uno, es más bien una colección entera y he escogido el segundo que me compré, aunque lo compré el mismo día y en el mismo momento que el primero. Tenía 17 años y fue por ésta época, en mayo. La colección se trata de The Sandman. El número: País de Sueños. Guionista y creador, Neil Gaiman.

Me encanta releerme mis comics y mangas de vez en cuando. Y estos de The Sandman son los que más disfruto, como un caramelo que por mucho que lo saborees no llega a perder su sabor y siempre encuentras una cosa u otra nueva. Te deja de buen humor.

Estaba releyéndome una de las historietas de este volumen. En esta sale Muerte, la hermana de Sueño (el prota). Está hablando con una mujer a la que el diós egipcio Ra metarfoseó. Ahora su cuerpo es una mezcla de todos los metales, gases y elementos de la tabla periódica. Esta depre porque no se puede morir. Su aspecto es espantoso y por ello, cuando sale a la calle, se crea una máscara (máscara en el sentido real, de objeto), al igual que hace la mayor parte de la gente (en un sentido más metafórico). Aquí va el trozo de la conversación.

- Bonito cenicero.-dice Muerte agarrando una máscara seca, con las facciones de la mujer, que descansa sobre la cama deshecha.
- No... No es un cenicero. Bueno, sí. También es mi cara. Verás, a veces tengo que parecer normal y me hago estas caras... Se secan y caen, pero no puedo tirarlas, son parte de mí. Por eso las guardo. Yo... lo que digo no tiene mucho sentido.
- Sí. Tiene sentido. Vosotros siempre os agarráis a viejas identidades, caras y máscaras, muco después de que hayan cumplido su misión. Pero tenéis que aprender a tirar las cosas.

El texto en negrita es el que dice Muerte... Me encantan las cuatro viñetas que componen esta conversación. ¿A vostros no?

Aun cuando haya algo de nuestra vida que ya no utilicemos, tendemos a guardarlo, por si acaso vuelve ese día en el futuro, en que tal vez lo necesitemos de nuevo, sin darnos cuenta que vamos cargando nuestro futuro de inutilidades del pasado, que tal vez no se repitan y, si lo hacen, de bien seguro que no serán iguales que las anteriores y por ello, no nos servirán los objetos que recogimos.

Creo que deberíamos aprender un poco de filosofía zen y esas cosas... El pasado, está pasado. Y es mejor no ocupar el presente y el futuro con los objetos inservibles de entonces.

¿Cuántas máscaras conservamos por si acaso? ¿Cuántas para actuar cómo lo hacíamos delante de determinada gente a la que ya no vemos? ¿Cuántas máscaras nos ponemos cada día para mostrar "lo que somos" (y tal vez no seamos en realidad)? ¿Por qué durante mucho tiempo, nos ha costado tanto mostrar quienes somos?

Me cansé de máscaras. Llevo un tiempo esforzándome por mostrarme cómo soy. Y si a alguien le parece raro que una persona como yo hable de hadas, pues lo siento, mala suerte. A mi me gustan. Y también me gustan otras muchas cosas más que no tengo por qué esconder, aunque queden fuera de lugar.

Seamos todos más sinceros con el mundo que nos rodea... y ya de paso, con nosotros mismos.

No hay comentarios: