Últimamente me ha dado por observar con mis sentidos. Dejar que la visión no lo sea todo. Escuchar, oler, tocar (en medida de lo posible). Ir conociendo el mundo que me rodea a través del resto de sentidos.
Hoy comentaré especialmente la oída. El ruido, los sonidos...
La calle de ciudad, una perorata de ruidos indescifrables a primer golpe de oído. Al poco de prestar atención, diferenciamos los coches, camiones, furgonetas que pasan a lo lejos; el eco de las sirenas de ambulancia o policía; las conversaciones perdidas ...pues le dije que... ...¡Pero quieres soltar esto!... ...el contrato dice... ...qué fuerte, tía... ...el examen... ...sueldo... ...¡cabrón!.... ..¿has visto?... ...Mamá... ...dimehijo... ...quiero... El ruido que hacen las ruedas sobre el asfalto, el viento caliente que echan a los lados al pasar, los tacones de un@, cuatro, dieciséis hombres y mujeres, el carrito de la compra, la maleta con ruedas que repiquetea, un papel arrugándose, el contenedor cerrando su boca, las bocinas, las motos ruidosas, el semáforo sonoro para los invidentes...
Me he dado cuenta de una cosa bien triste, y es que cuando vamos al campo o al bosque, cuando salimos de la ciudad, apenas somos capaces de diferenciar el trino de distintos pájaros. Podremos decir que piupiupiu es distinto a grajjgrajj, sí, pero no qué animales lo hacen. O el motivo: ¿se acerca un depredador? ¿lluvia? ¿es el atardecer? Solo cuando hay mucho silencio (algo muy poco frecuente) en las ciudades, o cuando hay muchísimas aves, las podemos escuchar en la urbe. Y básicamente, por norma general, sólo escuchamos una limitada variedad de ellas: palomas, tórtolas, gorriones y, de vez en cuando y a ciertas horas, gaviotas. Estorninos dos veces al año. Cuervos y córvidos los que viven pasada la frontera de España hacia el norte.
En cambio, somos capaces de detectar con una precisión asombrosa que se acerca un vehículo, a calcular la distancia a la que se encuentra de nosotros. Podemos saber qué tipo de vehículo es: moto, coche, camión, tractor... Los más avezados pueden diferenciar entre marcas y modelos. Y un buen mecánico o aficionado a la mecánica podrá saber si el ruido de ése coche se debe a que el motor de arranque está obturado, si se han equivocado de carburante, si le falta aceite o diez motivos más.
Hemos aprendido los ruidos de los coches, pero hemos olvidado los sonidos de la naturaleza: los árboles meciéndose con el viento, los pájaros, el pisar de un animal sobre la hierba. No nos asusta salir una noche por la ciudad y andar solos, siendo un blanco perfecto para atracadores, violadores, accidentes... Pero nos aterra la idea de pasar una noche a oscuras en un bosque, donde no hay ni una centésima parte de los peligros que podemos encontrar en ciudad. A cada ruido que oigamos se nos erizarán los pelos de la nuca y nuestra imaginación nos hará temblar pensando qué ha podido provocarlo .
Me pregunto, tristemente, si ha valido la pena cambiar nuestro conocimiento. Supongo que todo se debe a que nos adaptamos al medio en el que vivimos. Pero ahora estamos pegados a las televisiones y a las predicciones meteorológicas, cuando hace no tanto tiempo, viendo el comportamiento de las aves y otros animales podíamos saber a qué atenernos.
Hay muchos dichos populares: Cel rogent, pluja o vent (Cielo rojo, lluvia o viento).
Siempre lo digo y lo pienso: he nacido en el siglo equivocado y en el lugar incorrecto. Soy mujer de campo. Quiero volver al bosque y, tristemente, apenas sé diferenciar los tipos de árbol y las clases de aves que oigo cantar.
4 comentarios:
Muy buena reflexión, muy cierta además...
Supongo que somos unos cuantos los que opinamos que nos hemos perdido en nuestro propio desarrollo. Y digo esto de forma aun más sentida cuando me veo atrapado en una oficina currando a destajo...grumpf
Es cierto que el modo de vida actual nos impide llegar a la unión que una vez tuvimos con el medio natural (a no ser que te hagas ermitaño...y tampoco es eso, hay muchas cosas buenas que nos han llegado con el desarrollo tecnológico); pero también creo que es posible retomar ese contacto, aunque no sea en una interrelación tan fuerte: se pueden hacer escapadas al monte más cercano, se puede aprender de los seres vivos que nos rodean, sean plantas o animales...y algunos afortunados pueden permitirse el poseer una casa en los aledaños de un bosque o algun bello paraje natural...
Si queremos, podemos poner de nuestra parte. Piensa en nuestro sueño Inanna, piensa en esa casa del bosque.
Besotes
Cierto Lugh...
Además, si somos conscientes de todo el ruido que tenemos a nuestro alrededor cada día en la ciudad, aprovecharemos y disfrutaremos aun más si cabe de la calma del bosque, del rozar de las hojas aplaudiendo una suave brisa. De nuestras propias pisadas haciendo crujir la tierra y las ramas.
Demos gracias a que vivimos ahora así, porque mañana (cuando estemos en la casita) seremos más conscientes de la joya que supone vivir rodeados de naturaleza.
Ánimo preciosa! aprenderemos a diferenciar los trinos, y los árboles y las plantas!
Te quiero!!!
babú ;op
Bnit!
a`provecho que estoy haciendo unas tareas ludicocreativas para pasearme por el mundo de Inanna en un fly.
Me lo he leido muy por encima sinceramente pero así, de buenas a primeras te recomiendo una peli, un pokitin... ejem,ejem. ya me entenderás cuando la veas pero realmente deja con el culo aql aire toda la sociedad que nos hemos montado con : ruido, dinero, pagos, trabajos esclavos, nervios, stresssss.
Apunta" La Belle Verte". a ver si tienes suerte y te la bajas en Dvix.
nada pues, Bnit y dulces sueños!
Un saludo
Morgan Le fay
Piensa que sería peor vivir en la ciudad sin saber identificar sus sonidos. No duraríamos ni dos telediarios.
Con lo de que eres una mujer de campo, he pensado que deberías haberte presentado a lo de Granjero busca esposa, pero quizá Ion no se lo tomaba muy bien XDDDDD
Y sí, este comment es un intento desesperado que me contestes ese mail y me digas de hacer la noche friki de una vez XDDDDDDDDDD
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