domingo, 1 de agosto de 2010

Un cuarto



Ala, un cuarto de siglo. Toma ya.

A diferencia de lo que cree la mayoría, para mi fue mucho más traumático cumplir los 23: el terminar la uni y el no saber qué narices te depara el futuro.

Dos años después puedo decir que sigo sin saber qué narices me depara el seguro. (<-- El futuro!! quería decir el futuro!! xDDDD aunque bien mirado, los seguros también terminan dándote sorpresas XD)

Dos años después me encuentro que he conocido a mucha gente nueva, que me aporta cosas buenas día tras día, que he sido maestra, camarera, que estoy a punto de empezar un máster, que he conocido colegas traductores y que estoy aprendiendo a cómo llevar esto que se llama vida, e intentando encontrar las cosas que me hacen feliz.

Si sigo sin trabajo estable como el año pasado, me apuntaré a alguna academia de masajes, y a alguna cosita más de esas que dices "algún día, tal vez, estaría bien que...".

Está jodido esto de aprender a ser feliz por la vida, porque de vez en cuando te llevas buenos palos. A veces para ser feliz o estar contenta hay que pasar un mal trago antes. No me gustan mucho los malos tragos, porque tengo tendencias a ahogarme fácilmente.

No exagero. En uno de mis peores malos tragos me atraganté con mi propia saliva. A este paso voy a tener miedo de quedarme a solas. No sé tragar bien, por lo visto.

En fin... Que ya tengo 25 años. Me ha felicitado una cantidad impresionante de gente. Me siento contenta y eso.

Ayer le daba vueltas a qué narices hacer/estoy haciendo con mi vida.

Hasta que unas olimpiadas de estar por casa me distrajeron.

Reír es una medicina muy buena, y a mi me va la mar de bien. Tengo que recordar cómo me reía yo hace unos años, que tristemente, creo que lo he ido perdiendo.

Cuando recupere mi cámara de fotos (me la olvidé), intentaré poner alguna aquí que sea graciosa :)

Besos a todos!!

1 comentario:

Perejil2 dijo...

Son bonitos los 25 InnanaPilgrim, y los 26 y los 27 y los... Es bonito cumplir años, sean cuales fueran... en esto no me extenderé porque me pondría un poco triste,por los que se han ido, ya se sabe...
El precio habitual de la felicidad no son los palos. ¡Menos mal!. Esto se confunde mucho, o asi lo veo yo, porque después de un gran descalabro, cuando vuelves a abrir los ojos ,poquito a poco, ves cosas que antes estaban y que ahora te parecen nuevas. Esto es lo que sucede cuando tras un apagón la corriente eléctrica regresa; al pulsar el interruptor la luz nos inunda y un gesto cotidiano parece mágico.
¡Sonríe, ríe a carcajadas Innana Pilgrim, que la vida está ahí, esperándote!.
Bss