sábado, 3 de junio de 2006

Día triste

Una paloma descendió abruptamente hacia el suelo.
Una paloma gris se ha chocado contra el pavimento.
Moribunda, se mueve espasmódicamente.
El cuerpo le duele. Sabe que pronto llega el final.

Tú eres la única persona que ha oido el ruido de su final.
La única que a estas horas la está viendo morir.
Otro cadáver de ave. Ya son dos del último año.
Seis o siete, o más, desde que me mudé.

La paloma ha dejado de luchar. Está quieta.
Tal vez se ha muerto ya.
Me hubiera gustado salir, recogerla y curarla,
aunque no hubiera vuelto a vivir.
No lo hice, respaldada por miedos internos.

¿Cuántas veces hacemos lo mismo; mirar desde ventanas,
siendo testigos y sin tomar parte en nada?

1 comentario:

Ion Ander ART dijo...

Preciosa forma de reflejar una gran verdad. El caso es que parece ser algo en lo que nos hemos ido convirtiendo poco a poco debido a esta sociedad acomodada. Aunque es muy fácil echar las culpas a la propia sociedad y no detenernos a reflexionar sobre lo que podemos aprotar individualmente cada uno, y la forma en que nos cohartamos también individualmente.

Bonita reflexión. Y triste.