domingo, 15 de abril de 2007

El silencio en una casa, perspectiva de avión

Me gusta estar en silencio. Me gusta estar en una casa silenciosa. Me gusta estar sola en una casa silenciosa, sin ruidos embotellados, motorizados ni amortiguados.
Me gusta, cuando no tengo nada que hacer, sentarme en silencio a mirar la casa. Me gusta cuando el sol ilumina una habitación blanca, tranquila. El blanco, la luz y el silencio van de la mano. Es un momento en el que suspiro llena de satisfacción.

Por un motivo u otro, a pesar de mis dudas, miedos y demás historias que tengo, he decidido seguir adelante. Tal vez si consigo armarme de valor siga adelante cada vez más. Tal vez lo consiga.

Tal vez me voy de Erasmus. Tal vez. No hay nada seguro, no he firmado ningún documento. Nada. Bueno, firmé el de la solicitud solamente. Hace un mes y medio.

A ratos trato de imaginarme estando en Inglaterra, paseando por algún pueblo o ciudad, a medio camino entre ser escocés y inglés. Un pueblo de tierras debatidas, con sus nubes y la lluvia, los árboles y el verde. Con casas de color gris oscuro. Paseando, leyendo... Echando de menos el mar y mi gente.

¿Quién sabe? Tal vez me vaya y todavía no me lo crea hasta que no esté en el avión, al igual que me pasa con mi trabajo a Irlanda este verano. (Que por cierto, no hay ninguna novedad).

Besos!

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