martes, 1 de enero de 2008

Se acabó. Empezamos uno nuevo.

Bueno, ya es oficial. Estamos en 2008 y ya ha pasado un año más, como nos anunciaron anoche todas las cadenas de television mientras nos hacían atragantar con 12 uvas.

Es impresionante lo deprisa que se me ha pasado el 2007, muchísimo más que el 2006. Demasiado aprisa se cae la arena en el reloj para mi gusto. Este año han pasado muchas cosas a un ritmo trepidante, tanto buenas como no tan buenas, pero las que recuerdo ahora mismo son, como siempre, los buenos momentos. Los malos te vienen a la memoria después, cuando te los recuerdan o te tienes que parar a pensar en ellos.

Por un lado me siento satisfecha con todas las cosas que he hecho o gente de mi alrededor ha logrado, pues no solo te alegras de "tus logros". Por el otro, también pienso en todas las cosas que no he hecho, las que dije que haría o me gustaría haberlas hecho. Desde estar más en contacto con la naturaleza (más de lo que suelo poder, una pena), hasta terminar libros o quedar con gente. O, más que quedar con gente a secas, vivir instantes. Momentos que te llenen de felicidad, de esos que mientras los estás viviendo sabes que los recordarás siempre y al pasar los años, eres capaz de recrearlos con una exactitud impresionante. Pues eso, que he vivido varios momentos de estos este año, aunque tengo la impresión que no tantos como en otras ocasiones. Peor los que hay, han valido la pena.

Ahora me acuerdo de conversaciones de aeropuerto en Irlanda con nativos de allí, con gente muy maja de aquí y de allá... Instantes de tiempo condensados en memorias que solo uno mismo es capaz de retener. He crecido bastante como persona durante este último año. Es cierto que hay muchos aspectos de mi misma que he de cambiar o modelar, supongo que como mucha gente, pero creo que ahora me conozco un poco más que antes y por eso mismo hay momentos en que encuentro más cosas "malas", es decir las que he de cambiar, que buenas. Aunque siempre hay una persona estupenda cerca para recordarte que no eres tan mala como te ves.

Este año he tomado decisiones importantes y he tenido experiencias de todo tipo que han hecho que vea el mundo desde diferentes perspectivas e, incluso estas perspectivas, me han traido a la memoria la chica que era a los 15, 16, 17... Una época de cambios, sin duda.

En fin, que el tiempo que pasa nunca vuelve y, como dicen todos, hemos de vivir el momento y no el ayer. De modo que, a partir de ahora, trataré y me esforzaré por cumplir mis propósitos.

- Reír un rato cada día para mantenerme contenta. A ser posible, reír acompañada o hacer reír a una segunda persona, o tercera o las que se tercien.
- Escribir más a menudo.
-Escribir ciertas cartas y enviar e-mails a algunas personas.
- Viajar cada ciertos meses si mi economía y la situación lo permiten.
- Cambiar de aires durante una tarde cuando esté agobiada.
-Volver a caminar al lado de la playa, como hace unos años.
-Ayudar más a mis padres, que ahora llevo una temporada que apenas he ayudado a mi madre.
-Hacer una lista sobre los lugares que quiero ver e ir tachándolos conforme los vaya visitando.
- Hacer otra lista de las cosas que quiero cambiar de mí misma o un croquis sobre cómo quiero ser e ir trabajándolo poco a poco.
-Aprender a contar hasta 10 o hasta 20 cuando esté alterada y vaya a contestar.
-Sacar todas las cosas que no necesito en mi vida o que me estorban.
-Si he intentado sacar a alguien de mi vida y no lo he conseguido, dejarlo ahí. Seguro que hay algún motivo que desconozco por el que no se va.
- Volver a leer. Y leer todos los libros que he de leer de una vez.
- Encontrar la tienda ideal donde pueda encontrar toda la ropa tipo hippie-celta-indio-marroquí que me gusta.
-Viajar a Londres, Glastonbury, Nueva Delhi, Egipto y Marrakesh, o a sus mercadillos y comprarme la ropa directamente.

Jeje. Veremos que nos depara el nuevo año. ¿No se os hace raro escribir ahora 08? Es raro... 07 me gustaba mucho más. Aparte, este año me da como... vértigo cumplir ya 23 años. Aun faltan 7 meses para ello, pero... Es como una edad en plan "ya soy mayor".

Si todo va bien, puede que termine la carrera en junio. Luego buscar trabajo, empezar la vida por mi cuenta... Ion se vendrá a vivir aquí... Trabajo, casa, responsabilidades... Se nos avecina una gorda... Sí, hay ganas de empezar pero también da la sensación de estar frente a un precipicio.

Esto me recuerda a algo que sucede en The Sandman, en Fábulas y Reflejos de Neil Gaiman. Un joven director de teatro aparece escalando una montaña y en la cima se encuentra con Morfeo, es decir, Sueño. El joven le cuenta un sueño-pesadilla que tuvo de pequeño en el que se caía de un tejado y, por miedo a morir al llegar al suelo, se despertó en otro sueño (sí, estas cosas son posibles. ¿No os han sucedido nunca?) y desde entonces tiene miedo a las alturas.

Estás huyendo, ¿verdad? -pregunta Matthew, el cuervo de Sueño.
No huyo. Es sólo que.. Que no lo sé. Todo se vuelve demasiado grande. Estoy desorientado. Tengo miedo de hacer algo estúpido.
Y si haces algo estúpido, ¿qué? -Pregunta el rey Sueño.
¿Usted no tiene miedo a caer?
A veces es un error trepar; siempre es un error no intentarlo siquiera. -Le contesta.
¿Qué me dice? ¿Que debería volver al espectáculo? ¿No abandonar? ¿Eso es lo que me dice? -exclama el joven.- Sólo es un sueño, oiga. Yo no lo he inventado.
Si no trepas, no caerás. Es cierto, pero, ¿tal malo es fracasar? ¿Tan duro es caer? -reflexiona Sueño.- A veces te despiertas, y a veces, sí, te mueres. Pero hay una tercer alternativa.
¿Cuál es? -pregunta esperanzado el jóven.
Pero está solo en la cima de la montaña, mira a sus pies y cae un relámpago que la destruye. No hay nada a qué agarrarse y el joven cae.
No. Por favor, no. -musita.
Pero no cesa de caer. "Cuando ocurra de verdad, no será como en los dibujos del correcaminos. No habrá un agujero de mi tamaño en el suelo del desierto. Golpearé la dura roca desde una gran altura y se acabó. Estoy intentando despertarme, cuando... "Pero hay una tercera alternativa". Y me quedé con ella. Y no desperdé. Y no morí."

A la mañana siguiente, en la obra de teatro el joven habla con una de las actrices.

Hoy pareces diferente.
Conocí a alguien que me hizo ver las cosasa de otra manera.
Me gustaría conocerla...
Conocerlo. Y no creo ni que existas. Sólo es una voz en mi cabeza que dice...
¿Sí?
A veces despiertas. A veces la caída te mata. Y a veces, cuando caes, vuelas.

Y eso, que supongo que a todos nos da miedo la caida, el volar o el fracasar. Nos dan miedo las cosas nuevas. Hay algunas que un millar de personas las hicieron antes que nosotros, pero siempre habrá al menos una que seremos nosotros los que la haremos por primera vez o que la haremos de una determinada manera. Siempre hay una primera vez para todo el mundo.

Así que, si hay propósitos de año nuevo o propósitos de día nuevo que os hagáis al levantaros una mañana y no sabéis si podréis con ellos, o si lo haréis, si haréis el ridículo, si os olvidaréis, si... Tratad de recordar las palabras de Sueño y aprended a volar. Todo polluelo ha volado por primera vez y ha tenido miedo a caer, aun sabiendo que es un pájaro y que está en su naturaleza saber volar, aun siendo enseñado por los padres, expertos aviadores. Incluso pájaros adultos han aprendido otra vez a volar, a superar los miedos de las alturas, después de haber sido tumbados por una fuerte corriente de aire. Siempre, siempre, un pájaro querrá volar. ¿Y qué somos nosotros sino pájaros, que tratamos sea como fuere de cumplir nuestros objetivos y sueños? ¿No nos queda siempre un pequeño pozo de esperanza para intentar alguna cosa una vez más?

Un besazo enorme a todos y feliz entrada de año. Que todos los días de 2008 os traigan un buen motivo para reír y ser felices.


2 comentarios:

Didi dijo...

Abandonamos nuestros sueños por miedo a poder fracasar, o lo que es peor, por miedo a poder triunfar.
-De Descubriendo a Forrester.

Anónimo dijo...

Es cierto, a veces abandonamos los sueños por miedo a que se cumplan y quedarnos vacíos. Pero sólo a veces, hay que seguir luchando! ;-)
Feliz año guapa.