jueves, 18 de septiembre de 2008

De teachers y traductoras. De escribir. De poder hacer lo que quiero hacer.



Estaba estos días pensando en que a ver si pronto encuentro otro trabajo para dejar este, o para que con el otro me sienta más satisfecha. Y van, y los de la academia de clases particulares me amplía las horas con otro grupo de 4 años. Y ayer casi me cargo a los de 5, porque como no teníamos aula ni material los niños se dispersaban a una velocidad increíble, y yo desde Irlanda,verano del 2007, que ya no tengo la paciencia hacia los niños tan amplia como antes.

Empezaré a hacer algunas fichas para tener en las próximas clases, porque me huelo que no tendremos los libros ni tampoco me van a dar nada... Creo que podré darle un buen uso al libro en inglés que me compré en Dublín de las Crónicas de Spiderwick, ése de tapas marrones que sirve para que dibujes las criaturas que tú veas en tu vecindario y escribas las características...

Cada vez tengo más claro que la pintada en la que me fijé el otro día, fight for your dreams (ver post anterior), se debía claramente a una especie de "no te duermas, lucha por tus sueños para que se realicen". Sí, porque sé que si me relajo, y me dejo ir al tedio de "ya estoy bien así" o "no me gusta esta situación pero tampoco hago nada para cambiarla", será cuando realmente me haya rendido y, probablemente, no sea feliz con algo que hago. Y no se trata de eso.

Me encantan los niños, y a ratos disfruto enseñándoles, y creo que es algo muy bonito, porque estás ayudando a crecer a personitas, les ayudas a inculcarles valores. A veces se consigue y otras veces, no. Pero es bonito poner tu granito de arena para la próxima generación y sería bonito pensar que, gracias a los cuentos que les he contado, a un niño se le despierte la imaginación y de mayor sepa usarla para bien. Lo único es que ahora tengo otros objetivos. Igual dentro de unos años descubro que enseñar es mi verdadera vocación, pero ahora no lo siento así. Por eso ni me he apuntado al CAP, a pesar de que la mayor parte de amigos y compañeros de la uni están haciéndolo, a pesar de que hoy dos grandes amigos me han dicho que también lo harían, a pesar de que me haya metido a la enseñanza cuando llevo desde que empecé Filología Inglesa diciendo que no lo haría. Y aun así, ayer, me encontré a alguien, más joven, que dijo "¿Ves? Por eso no quiero hacer filología. Al final terminas de profe". Me hirió en el orgullo, y no porque ser profe sea algo malo, sino porque yo no soy profe. Yo enseño, pero no soy profesora porque no me siento como tal, aún.

Y me dan pena los niños que se cargan mis malas caras porque el resto de compañeros no se portan bien, porque hablan y hacen jaleo, y ellos son los únicos que obedecen, que escuchan, que se imaginan el cuento, y que a ratos, se aburren si estoy intentando controlar al resto. Son ellos los que me gustaría abrazar al final de la clase, para decirles que gracias, que por ellos pienso en cosas que hacer para que se lo pasen bien y tengan algo de lo que aprender. Y tal vez, porque me sentí reflejada en los ojos de una niña, que se sentaba callada, a segunda fila a escuchar el cuento, o que obedecía al jugar al juego de los colores, porque no había que decirle dos veces las cosas, y tenía paciencia y no se quejaba cuando echaba la bronca a todo el grupo a pesar de que ella no tenía la culpa. O de aquella otra, de un grupo diferente, que al salir la vi triste.

En fin, que ya divago demasiado. Que vaya bien. Besos y que ¡felices fiestas de Sta Tecla a los de Tarragona!

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