En octubre me reencontré con la que fue una gran amiga. Supongo que me siento con la necesidad de escribir un poco sobre ello, porque me sabe mal. Ésa amiga en cuestión dijo que me había echado de menos, que lo había pasado mal por algunas cosas, que no sabía como llamarme o ir a mi puerta porque "después de tanto tiempo se haría raro, ¿no?". Yo también la había echado de menos, y se lo dije, y medio comenté por encima que no le guardaba rencor por lo que había pasado, que parte de la culpa era mía por no haber hablado cuando era necesario y callarme lo que me molestaba para mí sola. No terminé de hablarlo todo porque dijo que quedaríamos en breves. Y pensé que sería mejor hablarlo tranquilamente, a solas, en vez de una sala de bodas abarrotada de gente con música peor que horrible y llena de gente ebria. Supongo que la sinceridad de ese momento también se vio enturbiada por un par de copas de más en su caso.
Finalmente, después de algunas semanas, quedamos. El día anterior me mandó un SMS diciendo que no podría ir porque le habían ampliado las horas de trabajo o de clase, no lo recuerdo. Luego yo me iba a Irlanda. La siguiente vez que íbamos a quedar, con otras dos amigas, una de ellas viviendo en dicho país, que estaba de visita, no se presentó. Llamamos, enviamos mensajes, fuimos a un bar delante del lugar señalado para vigilar si la veíamos. Nos dejó plantadas. Luego recibimos correos suyos diciendo que había perdido el móvil, con él nuestros números, y que no nos había podido avisar. Me sentó un poco mal, la verdad.
Y desde entonces, nada.
A veces siento la "necesidad" de llamarla y decirle yo misma que quedemos. Pero mi estúpido orgullo me lo impide. Porque muchas de las otras veces que ha pasado algo así, me he quedado como si me hubieran dado un portazo en las narices. De ahí la duda. ¿Enésima oportunidad (me siento un poco estúpida, como un amante deshechado que vuelve a por más, sabiendo que lo mandarán a freír espárragos)... aprender a pasar página (opción más razonable y que todo el mundo me ha recomendado)?
Una vez me llamaron masoquista. ¿Lo seré?
Tal vez es que de verdad me da pena perder una amistad.
Supongo que todo esto me viene de haberlo estado hablando últimamente. Y por eso, antes he estado leyendo lo que escribí hace dos años y medio. Hay muchísimas cosas referentes a ella: la noche que iba a salir con ellos, la misma que hubo el accidente, las visitas a su casa, pasándole los apuntes, apuntándome a Erasmus y debatiéndome si debía ir o no, los días de... "This is the end, my only friend... the end". (Canción que solía cantar y que cobró significado para mí a raíz del concierto de Loreena McKennitt en Barcelona, en marzo de 2007).
En fin. Veremos. Al final lo único que nos queda es no arrepentirnos de lo que no hacemos.
Porque a veces... ya no sé si sólo me duele perderla como amiga, o por no haberme dejado tener la oportunidad de explicarme. Tal vez, también por eso, tengo la necesidad de encontrarnos para decir todo lo que me hace falta decir.
[ACTUALIZACIÓN: Acabo de terminar de ver "500 días juntos". Me ha gustado mucho. No es una comedia romántica. Habla del amor y las relaciones, pero no es clásicamente romántica. Es más cercana a la vida de lo que puede parecer a primera vista, con el subtitulo que le pusieron: "Chico conoce chica. Chico se enamora. Chica no". Se me olvidaba: no es una comedia. Y tengo ganas de hacerme con la banda sonora.]