domingo, 3 de enero de 2010

Dos mil diez, veinticinco, cinco...



Sigo sin estar muy inspirada. Desde que escribo y navego desde el chiquitín que no me inspiro tanto a la hora de escribir. Será por el tamaño de la pantalla. O por el del teclado.

Anoche volví de las tierras norteñas. Pasé cuatro días estupendos y... por algún motivo mi habitación huele a detergente y se me mete el olor en la cabeza. ¿De dónde saldrá? Qué pestazo. Pues bien... vi a bastante gente a la que tenía ganas de ver, conocí a gente nueva y me quedé con las ganas de ver a otros tantos. No se puede tener todo en esta vida.

Cuando volvía decidí ponerme el primer capítulo de A dos metros bajo tierra. Sólo que yo me hago un lío entre el título en castellano y en inglés (Six Feet Under) y la acabo llamando "a seis metros bajo tierra"). Y claro, así el otro día no la encontraba. Pues bien, andaba yo tan feliz, en clase preferente del tren (la turista se había agotado y viajé 5 horas y media por 27 €), rodeada de gente y con una chica de origen hebreo (a juzgar por el libro que leía y por lo que hablaba por teléfono) que al dormir hacía contusionismo yogui (tendríais que haberla visto: pierna izquierda en el suelo, ella hecha todo un ovillo-posición fetal y pierna derecha doblada sobre la bandeja-mesa enganchada al asiento delantero rodeando el libro. Lo dicho: impresionante. Y no se despertaba la muy jodida), pues entonces ¡zasca! escena de sexo totalmente gratuito sin dejar nada para la imaginación. Y no era una escena de esas que duran diez segundos y ya, no. Lo menos un minuto y con diálogo. Que dices ¿y qué? Pues a mí sí que me da qué, lo que pensará el resto. Que soy una cortada para ciertas cosas, que en el tren también viajan niños y con las pantallas de los ordenadores se ve todo lo que haces: escribir, consultar el correo, ver una peli, ver una porno... Sexo en Nueva York es una serie que me gusta mucho, pero que no me pondré a ver en el tren. Salvo que con esta serie ya espero que haya escenas de sexo, pues una parte importante de ella está basada en las relaciones de las protagonistas... Pero no me lo esperaba de una serie sobre una casa mortuoria. Me esperaba muertos, familia, romance pero no sexo explícito a 20 minutos de empezar el capítulo. Fue raro. Muy raro.

Por otro lado y cambiando radicalmente de tema... Siempre me han gustado los niños, incluso cuando era señu (me gustaban los buenos y traviesos, no los cabrones hijos de... su madre). Pero me estoy empezando a dar cuenta de lo que supone tener a un niño de verdad. Será por tantos embarazos y partos durante los últimos dos años en mi entorno cercano. En vez de aumentar mi instinto maternal han hecho que huya. Me pregunto si algún día volverá. Antes era capaz de hacer "aaaaaapuchipuchipuchiiiiiiii, ¿quién es el más guapo/a? ¿qué ha pasado? ¿tat?" con una voz aguda, similar a la que utilizo cuando hago carantoñas y mimitos a mi perro o a cualquier otro animal mono que se cruce en mi camino. Ahora siento que les hablo como un adulto. Que sí, que antes también lo hacía para explicarles las cosas. Pero ahora parece que lo hago más. Creo que me está cambiando el chip. Soy una proyecto de madre defectuosa. Me gustan los niños, pero ya no se me cae la baba con ellos. No sé si será por ver tanta baba.

Cambiando nuevamente de tercio... He empezado un libro recomendado por la tata Chari (de El Rincón Mágico de las Tatas), titulado "Mi amigo árbol". De momento me gusta muchísimo, y a la que consiga un teclado más grande copiaré algún fragmento.

Hablando de fragmentos... Próximamente subiré algo que tal vez os haga sonreír. Texto. Antiguo. Impresionante.

En fin... feliz dos mil diez una vez más... el año en que cumpliré 25, y mi blog 5 (aplausos por mi constancia xD)... el año en el que espero encontrar trabajo.





Me has oído, ¿verdad, universo?

¿Hola?

2 comentarios:

Didi dijo...

¡¡Por el c... te la hinco!!

Jo, es que vas provocando U_U''

Y a todo esto... no repitas jamás los años que hacemos este año o te odiaré ¬¬

Y... jo, yo que quería un pequeñín para escribir :/ ¿Y dices que desinspira? Si últimamente ya no estoy inspirada de normal...

Ah, y finalmente... si yo no he tenido mucho instinto maternal en la vida, los niños no me caen bien, siempre les he hablado como adultos y jamás me he acercado a hacerle apuchipú a ninguno... ¿soy un caso perdido? :s

Perejil2 dijo...

¡Hola!
Leo tu post y me llega el recuerdo de todo lo que me encanta viajar en tren; te pueden pasar las cosas más inesperadas, ver a gente de lo más curiosa y leer y leer hasta "jartarte".
No digas insensateces! Ver las babas de bebés ajenos nunca será lo mismo que ver las de un bebito que tiene mucho que ver contigo. Y eso que te lo dice alguien a quien los bebés uf, no le gustan. Lo chulo viene después, cuando son "interactivos" y puedes "dialogar" con ellos. Sea como sea hasta el día que no tengas un pedacito de ti entre los brazos no sabrás realmente lo que se siente... y es IMPRESIONANTE.
Besos.