No me entretendré mucho por aquí. Hoy. No me entretendré mañana, pero sí en unos pocos días.
Este verano la vida ha dado un vuelco más y ha sido curioso, impactante, arrollador y me ha dejado bastante cambiada.
A principios de verano, una conversación trajo un cambio muy grande, el de casa. Vuelvo a la casa donde viví muy felizmente los primeros ocho años de mi vida. Hasta entonces fue con mis padres, esta vez será con mi pareja.
Pasaron las semanas, los reencuentros con personas queridas, las despedidas con promesas de "hasta pronto", las horas en el pequeño despachito de la comisaría. Un día, mi pareja, me envió un link y me dijo que les enviara un correo. Tal vez ahora no necesiten traductora, pero tal vez para más adelante...
Este verano la vida ha dado un vuelco más y ha sido curioso, impactante, arrollador y me ha dejado bastante cambiada.
A principios de verano, una conversación trajo un cambio muy grande, el de casa. Vuelvo a la casa donde viví muy felizmente los primeros ocho años de mi vida. Hasta entonces fue con mis padres, esta vez será con mi pareja.
Pasaron las semanas, los reencuentros con personas queridas, las despedidas con promesas de "hasta pronto", las horas en el pequeño despachito de la comisaría. Un día, mi pareja, me envió un link y me dijo que les enviara un correo. Tal vez ahora no necesiten traductora, pero tal vez para más adelante...
Escribí.
Y no contestaron.
Absorta otra vez en el horario laboral, uno de los días que tenía libre, miré el correo electrónico. Había una respuesta positiva. Si me conocéis, sabéis que soy muy efusiva a veces y, para las grandes alegrías, parece que mi cuerpo no baste para contenerlas. Dos docenas de saltitos compaginados con el ritmo de ¡sí! ¡sí! ¡sí! por el comedor después, me di un golpe contra un mueble. Seguí dando saltitos de alegría, pero diciendo ¡au! ¡au! ¡au!
Era feliz.
Después vinieron muchos emails, conversaciones, muchas horas y turnos largos en la comisaría, unos días de escapada (sin desconectar) con nervios afincados en el estómago, más turnos largos y la continuación de las traducciones.
Y aquí me hallo. A dos días de subir y bajar muebles, apunto de tocar el interruptor del cambio. No me daré cuenta y estaré llevando el resto de libros, el ordenador, mi caos y nervios habituales... Y ya no estaré escribiendo por las noches donde estoy ahora.
Lo dicho, cambios, sueños... Que no nos falten en la vida. Y si un sueño termina, que sea para que otros dos vuelvan a empezar.
Hay momentos en que me parece vivir mi propio sueño. Y lejos de pensar que qué pena, que ha terminado... Pienso que qué bien, por haberlo soñado, por estarlo viviendo y porque ha empezado. Este sueño no ha hecho más que empezar y no tiene pinta de que vaya a terminar pronto, una vez lo has probado y te das cuenta de que sí, te gusta.
Hay momentos en que me parece vivir mi propio sueño. Y lejos de pensar que qué pena, que ha terminado... Pienso que qué bien, por haberlo soñado, por estarlo viviendo y porque ha empezado. Este sueño no ha hecho más que empezar y no tiene pinta de que vaya a terminar pronto, una vez lo has probado y te das cuenta de que sí, te gusta.
2 comentarios:
¡has vuelto!
Ultimamente he pasado por aquí unas cuantas veces, pero nunca te pillaba en casa... pero ¡has vuelto!
Es bonito ver como tu vida palpita, es un lujo poderlo compartir.
Mil besos.
P.D: por favor, tienes que decirme cómo se hace para insertar la luna je,je,je, lo necesito, tengo muuuchos lunáticos alrededor :-)
Estoy volviendo... ;) Por ahora me dedico a quitar un poco el polvo y a arreglar cosillas. No descarto un cambio de decoración, ya que estamos :).
Sienta bien volver a escribir... aun me queda un poco para estar en el punto en el que estaba hace año y medio o dos años (o tres), pero tiempo al tiempo; no quiero forzarme.
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