jueves, 13 de noviembre de 2008

Cuentos de invierno


Cuentos de invierno es un libro de Isak Dinesen, el seudónimo de la baronesa danesa Karen Blixen, más conocida por su novela Memorias de África. Lo encontré en la biblioteca, mientras repasaba con la mirada las interminables estanterías, buscando algo que no llegaba a encontrar. Fue el mismo día que me compré El Niño Robado. Pero eso es otra historia.

Cuentos de invierno es una colección de relatos cortos que no tienen nada que ver unos con otros. Que salen personas, lugares y situaciones distintas. Tiene un estilo impecable, aunque a ratos, y según el relato, puede parecer algo pedante. Lo que más me gusta es que parece que en cada relato te asomes durante unas líneas en la vida de alguien. Al conocerle, te dan un breve repaso de su vida pasada. Luego te centran en el presente, como en una conversación con un desconocido. Y el relato termina, súbitamente. El final es el que tu le pones. O como el final de una conversación con un extraño al que no volverás a ver. Como las amistades del tren. Hablas, compartís secretos y retazos de vuestra vida. Compartís preocupaciones, nombres de gente que no conocerás, compartís un rato agradable. Y al llegar a la estación de destino, termina todo súbitamente. Te acordarás de ésa persona de vez en cuando. Tal vez te preguntes qué sería de ella, o qué pasaría con ésa cosa que te contó. Este libro es esto mismo. Como mirar a través de la ventana de una casa la vida de una persona, oyendo sus pensamientos. Y después alejarte, para hacer lo mismo en otra ventana extraña. O seguir con tu vida.

La primera historia me enganchó, porque hablaba de un joven escritor, y hablaba también de lo que parece la vida de alguien y de lo que es en realidad. Es algo que me fascina.

El joven del clavel

(...) A este hotel llegó, una noche de marzo, un joven sumido en la tristeza. Subiendo del puerto, donde acababa de dejarle un barco de Inglaterra, se sentía el ser más solo del mundo. Y no tenía a nadie con quien poder hablar d esu aflicción; porque a los ojos del mundo parecía afortunado y sin problemas, un joven envidiado por todos.
Era un escritor que había conseguido gran éxito con su primer libro. Al público le había entusiasmado; los críticos habían sido unánimes en sus elogios; y había ganado dinero con él, después de haber sido pobre toda su vida. El libro, basado en su propia experiencia, trataba de duro destino de los niños infortunados, y le había puesto en contacto con los reformadores de la sociedad. Había sido entusiásticamente acogido en un círculo de hombres y mujeres sumamente cultuvados y nobles. Incluso se había casado, en el seno de esta comunidad, con la hija de un famoso científico, una hermosa joven que le idolatraba. (...)

El escritor está triste, entre otras cosas, porque se da cuenta que no tiene nada más que escribir, y mientras, todo el mundo está esperando su próximo trabajo, que iguale o supere al primero.

[EDITO: Anoche empecé a releer Corazón de Tinta, de Cornelia Funke. Supongo que tratando de encontrar santuario en un libro que me acogió tan tiernamente cuando lo leí por primera vez. Supongo que buscaba sentirme como hace tiempo. Ahora sacarán la película. Me da miedo. Creo que soy más de libros que de películas. y no me gusta que cometan grandes gazapos con mis libros preferidos]

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Van a sacar una peli de Corazón de tinta?? por qué?? :S Me negaré a verla por si acaso U_U El libro vale por todo. Que disfrutes con la relectura. Un besito!

Manfred A. dijo...

igual no te has dado cuenta, pero "desvaríos" ha resucitado. Y los comentarios le llenan a uno de orgullo, sosiego y paz mental xD