Estoy contenta, para variar :). Ya siento no haber mostrado mucha vida últimamente por aquí, pero como esta semana la tengo libre he aprovechado para hacer un montón de cosas. Leer, quedar, papeleo, ir a..., volver de..., pensar un poco... soñar... vivir...
Hace un rato he puesto la tele. Hacían un programa especial porque se terminaba. Y ahí había Eduard Punset, famoso escritor y divulgador científico, aparecido innumerables veces en los medios. Y ha dicho una cosa que me ha recordado otras veces que también lo he pensado. Todo termina, nos pone nerviosos el cambio que ese algo termina va a provocar... y precisamente porque va a terminar es lo que le da valor. Disfrutamos tanto las vacaciones o los días libres porque van a terminar dentro de N días. Disfrutamos al máximo de un momento especial porque es sólo un momento, un instante. Aunque un instante pueda durar mil millones de años, o viceversa. Buenafuente ha explicado la diferencia entre un instante y millones de años. "Voy un momento al baño a arreglarme", dice la mujer. Y ese momento se alarga tanto que parecen millones de años.
Ha habido otra idea que se me ha quedado rondando la cabeza de cosas que ha comentado el científico. No tenemos en nuestros genes nada que diga "vas a morir tal día", por lo que hasta que se demuestre lo contrario (usease, que llegue "ése día"), todos somos eternos. Y yo me estaba preguntando una cosa... de hecho, era más bien una idea para escribir algún relato corto... ¿Qué pasaría si alguien naciera con una malformación en un gen que le provocara la inmortalidad? Y es más, ¿qué pasaría si esa persona no lo supiera? Y más aún, ¿si él/ella mismo/a creara su muerte? La mente es capaz de crear transtornos y enfermedades que te traspasan al cuerpo físico. Bien. Si esa persona creyera que ha de morir al igual que el resto de la gente, su cuerpo también envejecería y terminaría por perecer. Luego me ha venido el caso de Hob Gadling, de The Sandman. Discutiendo medioborracho en una taberna con sus amigos o vecinos dice que él no piensa morir, que es cosa de tontos. Casualmente Sueño y su hermana Muerte lo oyen y deciden empezar un juego sobre ello. Sueño le reta a que al cabo de un año justo se encuentren de nuevo en esa taberna, y Hob acepta. Así, año tras año, se van encontrando, hasta que Hob se canse y decida morir. Bien, si Hob tuviera ése gen de la eternidad, no habría problema pues seguiría tan pancho. Pero y si un gen así existiera de veras y sólo se activara en ciertos casos o bajo ciertos procesos mentales como "no me da la gana morir". Es fácil de pensar y de decir, pero ¿cuántas personas pueden decir de verdad que lo han pensado o lo han sentido, si es uno de los axiomas de nuestra existencia?
Ea. Y con esto termino mi rallada/paranoia/divagación de hoy.
¡Besotes!
viernes, 17 de julio de 2009
Lo que da valor al valor
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