sábado, 28 de febrero de 2009

Mi novio. Cuestión de interés nacional


Segundo día de clase:
-What colour is that? Green? Blue?
-¿Tienes novio, Inanna?
- ...
-¿Tienes novio? ¿Tienes novio? ¿Tienes novio? ¿Tienes novio? ¿Tienes novio? ¿Tienes novio? ¿Tienes novio? ¿Tienes novio? ¿Tienes novio? ¿Tienes novio? ¿Tienes novio? ¿Tienes novio? ¿Tienes novio? ¿Tienes...?
-... ¡Sí, tengo novio! ¿Podemos seguir?
-¿Y como se llama?
- ...
-¿Cómo se llama cómo se llama cómo se llama cómo se llama?

Dos semanas más tarde.
-Señu, ¿cómo se llama tu novio? ¿Os dais besos en la boca? ¿Cómo es?

Hace un mes.
-Señu, ¿aún tienes novio?
-Sí... aún tengo -_-U
-Oh.
(Gracias por preocuparte por mi vida sentimental).

Una semana más tarde.
-Señu, ¿te has casado?
-¿Qué? ¡No! ¿Qué te hace pensar eso?
-Llevas un anillo.
-Que lleves un anillo no significa que estés casado.
(Llevaba no uno, sino tres anillos. Uno por cada marido, tal vez).

Hace dos semanas.
(susurrando)- Señu, señu.
-¿Qué pasa? -Me acerco. El niño hace señas de que quiere decirme algo al oído.
-Tengo novia. Pero no se lo digas a Aina (una compañera).

Jueves:
-Señu, ¿te has casado?
-No. ¿Ves algún anillo?
-Pero tu dijiste que aunque lleves anillos no significa que alguien esté casado.
-Ya. Bueno. Pues no estoy casada.
-Ah.


(Todas por Paul. Un niño de 5 años más marujo que el resto de niñas que tengo en todos los coles. Para que luego digan que las mujeres son marujas).

miércoles, 25 de febrero de 2009

De risa


Javi, un niño de 4 años, ha cruzado sus brazos sobre la mesa y se ha dispuesto a dormir.
-Javi, ¿tienes sueño? Ahora no es hora de dormir. -le digo.
-(silencio. No hace ademán de cambiar su postura).
-¿Javi? ¿Javi?
-Pues si Javi duerme, ¡Yo también! -dice Sandra.
-¡Y yo!
-¡Y yo!
Así, ahora tengo la mitad de los niños con los brazos cruzados sobre la mesa dispuestos a dormir.
-Ahora no es momento. Si todos nos ponemos a dormir, ¿qué haremos, entonces?
-Cenar -responde María.

Todos los niños y la maestra se han puesto a reír. Los niños han dejado de "dormir" y hemos hecho lo que tocaba hoy.

Tengo las cuerdas vocales destrozadas. Una clase. Una hora. Y después, cine. En silencio. Sin hablar.

El paraíso.

(Los nombres de los niños siempre son ficticios :P).

lunes, 23 de febrero de 2009

Carnaval


Últimamente tengo una extraña sensación. Se suceden eventos a los que antes les prestaba mucha atención. Ahora es más bien algo así ¿eh? ¿y eso cuando ha pasado? ¿cómo? ¿dónde? ¿por qué?

Llevaba semanas preguntándome cuando sería carnaval. Me lo llevaba preguntando desde que los niños empezaron a hablarme de sus disfraces, de las carrozas y comparsas en las que participarían... Llevo tres fines de semana preguntándome si es carnaval. Éste último lo ha sido. Por fin.

Me vestí diferente el sábado por la tarde. Me puse el vestido medieval. Ayer nadie me preguntó si vendía productos en alguna feria. Pillé frío y estuve achús, achús durante todo el día de ayer.

Esta mañana he ido a trabajar. Primer colegio. Me asomo por la verja, siempre veo si los niños de P5 estan en fila esperando a la señu de inglés. Pero no había nadie. Ni tan siquiera se oía el griterío típico de los patios. Llego a la puerta principal: cerrada a cal y canto. (Es decir, con una verja de 3 metros de alto por 5 de largo).

Vuelvo a casa extrañada. Miro el calendario del cole que tengo a la tarde. Hay tres tonos diferentes de azul para anunciar eventos especiales a lo largo del curso. Por si las moscas, y como el del día 23 de febrero no está muy claro, llamo al centro. Un tono, dos, tres, cinco y al fin alguien contesta.

-¿Es posible que los niños de primaria tengan fiesta hoy? -pregunto.
-¿Hoy? ¡¡Pues claro!!

Así, pues claro. Como si todo fuera tan obvio. Si todo fuera tan claro en este mundo no habría guerras, hambre, dinero ni hipotecas.

Una vez más mi cerebro habla por mí: ¿Eh? ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?



[Y la razón añade: Te estás haciendo mayor. Si ya no sabes qué días tienen fiesta los niños es que te haces mayor. (Porque si de verdad me considerara niña también los aplicaría y los sabría).

A ratos quiero volver a ser niña, para tener fiesta y para que me vuelva a hacer disfrutar el carnaval como hace un par de años, cinco y diez y dicenueve. Pero otros... que mejor me quedo con las risas de la niñez sin tener que volver estrictamente a ella, que luego vuelve la adolescencia y eso ya sí que no... Gracias, pero no.]

Anuncio: Votaciones de la 2a convocatoria de AK-RELATOS. Un Cuento en la actualidad. Érase una vez...

domingo, 22 de febrero de 2009

La calle Desengaño


Inspirada por un programa de televisión, el viernes escribí esto.

La Calle Desengaño

Vivía en la calle Desengaño. Me gustaba imaginar que le dieron este nombre a causa de una joven pareja, muchos años atrás, tal vez siglos. Era fácil imaginarla con el grandeur decadente del siglo XIX. Imaginar que hubo grandes casas, palacetes de familias que se hicieron ricas en las Ameritas, que luego empezaron a perder el dinero, que sólo les quedaba su mansión en la ciudad, la fachada, que en verdad escondía una casa vacía, con las cortinas rasgadas, los muebles sucios y llenos de polvo, en las que algún escritor bohemio con su amigo pintor, vivían.

Pero la verdad es que en la calle, si alguna vez hubo algo de eso, no quedaba ni rastro. Sólo las putas, acaso. Porque en el siglo XIX también había burdeles, de mayor o menor calidad. Y seguro que en esa calle, si en ese momento había putas, doscientos y trescientos años antes, también. Por las noches daba cierta grima pasar. Un desfile sin final de personajes extraños, de drogadictos, de locos, de prostitutas, de travestís, de gente que gritaba e insultaba sin motivo, dirigiéndose al aire, y en medio de todo, la podredumbre. El olor a pis, a mierda. Los edificios curiosos, los viejos, los antiguos, los ojos que observaban desde las ventanas sin querer que les observaran a ellos. Los gritos. Los clientes. ¿Cuánto cuesta? y ¿dónde? eran las preguntas claves. Y si al cliente no le parecía bien, pasaba a la siguiente. Había muchas señoritas de compañía.

No podía evitar pensar en las historias que un lugar así, con este nombre tan bonito, calle del Desengaño, te podría llegar a contar. Pero claro, entonces nos vamos a lo que pudo ser, o fue y nadie lo recuerda.

La propia calle te desengaña un poco. Te esperas lo que hay. Corresponde las expectativas, sí y no. Tiene todos los elementos, y sin embargo aún le falta algo. Y ese algo es el que te provoca el desengaño.

El nombre, de tener ése algo que le falta, sería perfecto. Tal vez lo que falla es la localización. Sería mejor en el casco viejo de la ciudad y no tan cerca del centro. En el centro de las ciudades todas las calles se llaman con nombres de personajes ilustres, Ramón y Cajal (¿cuántos Ramones y Cajales tendremos en el país?), de otras poblaciones, Madrid, Cartagena, Aragón, Mallorca… Dependiendo de lo grande que sea, tendrá un título u otro. Aragón, como es una comunidad de bastante extensión, será una Avenida, mientras que Mallorca será solo una calle. Lo raro en una ciudad es encontrarse con nombres pintorescos, como lo era la calle Desengaño. O la calle del Amor. O del Desamor, ya puestos. ¿No sería divertido que la gente, al vivir en una calle u otra, dependiendo del nombre, desarrollara las características del nombre de dicha calle? No, supongo que no.

e gustaban esta clase de calles. Las pintorescas. Vale, tal vea esta no tanto. Pero el barrio del Born, en Barcelona, las calles del Raval, llenas de curiosidades, la calle Tallers, con gente de paso que se mezcla con turistas y habituales… Son calles entretenidas.

Aún recuerdo como veinte años atrás eran zonas vetadas. Los padres no te dejaban ni pisarlas, y el solo oír el nombre de ciertos lugares era sinónimo de miedo. Ay, los drogadictos, los heroinómanos. Recuerdo… sí, recuerdo una vez pasar por una pequeña plazoleta, acompañada de mi abuela. Parecía desierta, pero había dos jóvenes detrás de un banco. El uno tumbado y el otro sentado, con la espalda apoyada en la pared. Creí que sólo dormían. Pero no, acababan de chutarse. Vi por primera vez una jeringuilla usada en las escaleras, dónde cualquier niño de mi edad podría cogerla y jugar y pincharse. Recuerdo las advertencias de mi abuela siempre que íbamos a los parques. Que nunca tocara una jeringuilla, eran muy peligrosas. La vi y causó una gran impresión en mí. Tanto que aún la recuerdo ahora. Así que eso eran las jeringuillas peligrosas de las que me hablaron. Era como encontrarte con una leyenda urbana cara a cara.

Creo que relaciono a los heroinómanos y a algunas “señoritas de compañía” con mi infancia. Los 80, la canción que trataba sobre mi ciudad y lo mal que estaba.

La calle Desengaños era como un pequeño regreso al pasado, tal vez por eso me llamaba tanto y a la vez, no me gustaba. Me desengañaba. Porque a pesar de tener todos los elementos, no se sucedía en el casco antiguo de mi ciudad. Ahí era dónde pegaba. Antes, la zona antigua, era peligrosa. Te podían atracar con facilidad, estaba lleno de drogadictos, y de ladrones. De toda esa época sólo queda un local pequeño, en una calle pequeña, que coloca estratégicamente dos fanales rojos en la puerta. Montevideo, rezan las letras azules y pasadas de moda entre ambas luces rojas. Hace algunos años me encontré cara a cara con un auténtico trapicheo de droga entre dos bandas. Era la tarde y no había nadie más que las dos bandas y yo, que pasé de largo y sin mirar hacia la otra punta. O me di la vuelta, ya no recuerdo. Correr hubiera sido lo peor.


jueves, 19 de febrero de 2009

Alegría



Porque creo que necesito un poco de esto ahora mismo.

Tampoco escribo mucho porque no hay mucho que explicar.


jueves, 12 de febrero de 2009

Una de cal y otra de arena


Cal: una niña acusándome injustamente de haberla pegado, sin haberle puesto (literalmente) un dedo encima, haciendo que el resto de niños se pusiera de su parte delante de ella para protegerla. Aclarecida la situación, han visto que la niña le dolía el brazo porque previamente se ha chocado con otra niña. -_-

Si ya me gusta más bien poco el ser profesora, momentos como este hacen que tenga ganas de mandarlo todo a la mierda. Pero no. Think of Glastonbury.

Arena: Un niño me ha contado que oyó a Campanilla (el niño adora a Campanilla) en su habitación un día que no podía dormir, y que en otra ocasión le dejó una nota. Qué majo. Me entran ganas de achucharle y decirle que nunca deje de creer en ellas, pues así la vida es un poco más bonita y mágica. Pero como a veces lo que dicen los profesores parece que sea LA VERDAD, he de contener la lengua. Si a sus padres no les mola la idea de tener un hijo con mucha imaginación y creatividad, y piensan que las hadas, gnomos, duendes y demás cosas fantásticas son supercherías... Pos nada, que otro niño que se convertirá en un adulto gris sin sueños ni pequeñas alegrías :(.

Otra de arena: Siscu Salvany, un joven ilustrador (me rodeáis, ¡qué le voy a hacer! XD) me pidió permiso hace poco para ilustrar un relato que escribí hace tiempo, La chica de la ventana, la chica del espejo. Aquí va su versión de dicho microrrelato. Moltíssimes gracies :). Jo, la verdad es que hace ilu que te ilustren cosas :D. En noviembre, si no recuerdo mal, los amigos y novio de AK Ilustración crearon su particular imagen de un párrafo de Un Cuento de Hadas. Podéis encontrar sus creaciones aquí mismo.

Y eso... me está empezando a gustar mucho esto de que me ilustren los textos... =P

Me voy a traducir vinos y bodegas de Calatayud. (¡Porque sí, otra más de arena! ¡Después de varios meses, vuelvo a traducir! Gracias a Quién-Tú-Ya-Sabes-A-Vainilla XD)

jueves, 5 de febrero de 2009

La niñez es tan relativa


Esta tarde, cuando Tomasito (nombre ficticio), un niño que es un bicho -de los majos-, estaba haciendo su habitual "me tumbo en el suelo para llamar la atención a la señu y de las demás niñas", Penelopita (nombre ficticio), una niña de 4 añitos, que parece salida de una exposición de muñecas de porcelana, con faldas bufadas y que se cae si no mira para alante (literalmente), ha dicho: "Señu, Tomasito está haciendo tonterías." A lo que le he contestado que ya lo veía y que se levantaría cuando se cansara. Penelopita ha añadido: "Parece un niño pequeño". Y le he respondido que era verdad, que los niños suelen hacer más el tonto que nosotras. "Pol también hace estas cosas". "¿Y quién es Pol?". "Mi hermano. En casa también hace tonterías. Son como niños pequeños", ha sentenciado finalmente Penelopita.

Parece que las características que nos diferencian los hombres y las mujeres empiezan muy temprano. Que una niña de 4 años diga que otro niño (un año mayor) parece un "niño pequeño", sólo puede significar que lo asimila a que tenga... 3 o 2 años de edad.

(Porque los niños de 4 y 5 ya son "niños mayores").

En fin... Suerte de momentos como estos. Son los que me dan alegrías y los que me siguen recordando que hay niños majos en el mundo.

Like a sunset


¿Alguna vez habéis pensado qué dejaréis cuando ya no estéis en este mundo? ¿Qué venimos a hacer? Es muy... volatil, todo. Fragil. Evanescente. Zen.

Una canción que me encanta, que va sobre todo esto y un poco más.