martes, 30 de septiembre de 2008

Añoranza



Últimamente añoro muchas cosas. Añoro utilizar la ducha en mi casa, el retrete y el lavamanos de la toilette (oigs, qué fisno queda), añoro el "silencio" de cuando no hay reparaciones, añoro no tener que ir a casa de Ion a ducharme de una forma normal...

Pues sí, una zona de la tubería general se ha jodido y cae agua a la tienda de muebles que hay justo debajo de mi casa. Una semana después de avisar e insistir han venido a mirarlo, arreglarlo o a hacer ruido, aún no lo tengo muy claro. La buena noticia que nos han dado hace un rato es que todo el mundo ya puede utilizar el baño de esta zona del edificio. Todos. Menos nosotros, claro. Por un error de construcción hace... ni se sabe cuántos años. Incluso se les ha quedado en la mano el desagüe de nuestra bañera. Tendrán que poner otro. Ahora si entras a oscuras en ese baño se ven luces en la bañera. Parecen ovnis. Y creo que me oyen cuando hablo con alguien. Me siento vigilada. Suerte que tenemos otro lavabo muy pequeño, que ya me veía llamando cada dos por tres al vecino: "Si, hola, oiga, que venimos en tropel a utilizar su lavabo, que nos ofreció tan generosamente".

Y cuando hacen ruidos de... ¿construcción? ¿reparación?... bueno, ruidos, he de acercar mi oreja a los altavoces, para cerciorarme de si he puesto o no la música.

Añoro el silencio de casa cuando me quedo sola. Y añoro el oír solamente mi ruido al teclear y las buenas canciones. Hum...

Hablando de añorar... Hoy he hablado un par de minutos con una amiga de la infancia. Nos conocemos desde los 9 años. El año pasado tuvo una hija (que aún no conozco) y se fue a Granada. Nos ha invitado a ir cuando tenga su nueva casa lista. No descarto una visita a la antigua Al-Andalus en los próximos meses. Tengo muchas ganas de verla ^^. Verlas. Que la pequeña María es la primera hija de una amiga cercana de la niñez. (Los compañeros que se quedaron embarazados a los 16, después de la ESO y con los que apenas me hablaba en clase, no cuentan). Un petó, maca ;).

Didi empieza una nueva etapa en su vida. Mucha suerte y bon voyage =).

Dedicaré parte de esta tarde a la decoración de corchos con postales y cosas chulas recopiladas a lo largo de varios años... Bueno, esta tarde y las siguientes... Y quiero poner fotos de amigos... Así que ya me estáis mandando algunas xD.

Y para terminar, una canción de Celtas Cortos que acabo de descubrir y que me ha gustado.

Retales de una Vida - Celtas Cortos




Muaks!

lunes, 29 de septiembre de 2008

"Si no fuera por"



A veces centramos nuestras vidas en los "si no fuera por" y nos olvidamos del resto. Hacemos del "si no fuera porque voy justa de dinero" más importante que lo bien que estás a parte de esto. Por ejemplo, este fin de semana fui a una comida con unos amigos de mis padres y su hija de 5 añitos (súper maja y lista). Entre otras cosas, le regalamos a la niña un libro de Hadas ilustrado de los grandes, lleno de colores y purpurina, no podía ser otra cosa viniendo de mí. Pues bien. Estaba lleno de ilustraciones preciosas, de setas y palacios que se abrían y mostraban la vida cotidiana de las hadas, de flores que contenían cuadernos secretos en los que escribir, de todo y más. Pero había una imagen, una sola, que era un Cambiado (un duende con apariencia de niño que se hace pasar por el hijo de la casa (el de verdad está haciendo de sirviente en el mundo de las hadas)). El cambiado en cuestión tenía una mueca en la cara. Y la niña se pasó las siguientes 2 horas preguntando que qué le pasaba a esa hada. Y yo explicándole de todo: que si no le gustaba lo que estaba comiendo, que si le habían hecho la foto en la que se basaron en un mal momento, que si... De todo. Mi madre y Ion, ayudando cuando les iba a preguntar a ellos. Así pues, la niña escuchaba embelesada todas las historias acerca del Mundo de las Hadas, pero inevitablemente volvía una y otra vez al hada de la mueca, que le daba miedo.

Eso son los "si no fuera por", los que hacen que prestemos más atención a las cosas que no son tan buenas en nuestras vidas. Y mira que el libro tiene como 70 ilustraciones de hadas, edificios y otros seres diferentes. Pues no, el libro este sería perfecto "si no fuera por" el hada de la mueca.

Hoy he salido bastante asqueada del grupo de 5 años. Creo que solo 4 niños de los 12 que tengo se han portado bien. La semana pasada fue algo mejor, solo 4 se portaron mal. Parece que se vayan turnando.

Estaría genial "si no fuera por" estar haciendo de profe. Universo, por favor, provéeme de traducciones y de otras oportunidades, haz que este "si no fuera por" sea más llevadero, para no prestarle tanta atención.

Esta tarde me compraré una libreta super chula, de esas que están cosidas como si fuera un libro, y tal vez sea una especie de imitación a tomo medieval, ya veremos. Y la voy a comprar bien bonita para que se equilibre con el contenido, porque pienso escribir todo lo que no me gusta y me pienso desahogar a gusto. Y también quiero que se diferencie de las que uso para las ideas y anotaciones varias de espiral.

Y ahora... las chicas de 7 y 8 años. Ueee. Al menos se portan mejor ellas... en general.

Perdonad que esta temporada esté tan quejica, procuraré cambiarlo cuanto antes.

[EDITO: La clase de esta tarde, a las niñas de 7 y 8 ha ido genial. Se han portado de cine. Parece que, poco a poco, van mejorando :) Estoy contenta. Suerte de ellas, que sino hoy terminaba el día de bajón XD.
Hoy... he hecho de mediadora en una pelea que ha llegado a las manos por una pegatina de una ranita.
Hoy... casi me pego a mí misma a la pared. Ya tenemos puesto el famoso corcho en la pared del comedor!!! Ahora solo falta irlo llenando de posters, postales,... Me encanta!! Aunque tengo la impresión de que seguiré sacándome cola del brazo unos días más...

Hoy... he vuelto reventadísima a casa. Me voy a dormir. Buenas noches.]

viernes, 19 de septiembre de 2008

El Círculo del 99



Hoy una de cuentos, para reflexionar un poco. Es uno de los que contaron anoche en el cuentacuentos que se organiza cada año por Sta. Tecla. (Éso sí, lo redacto a mi manera, como es habitual)


Érase una vez, hace muchos años, cuando aún habían reyes en castillos y no existía lo que ahora llamamos democracia (aunque no lo sea a efectos prácticos), vivía un rey en un castillo. El hombre era conocido como el Rey Triste, porque aunque no le pasaba nada, siempre estaba triste. Y resulta que este desdichado monarca tenía un paje que era el hombre más alegre y risueño que os hayáis encontrado. Siempre entraba riendo, cantando o bailando a traerle el desayuno a Su Majestad. Y, claro, el rey, que siempre estaba mal, un día que estaba de malas pulgas le ordenó que le contara el secreto de su felicidad. Y el paje, con una sonrisa, le explicó:

-Mi Señor, no se trata de ningún secreto: yo trabajo para vós y es un trabajo que me gusta, me ofrecisteis una casa en la que vivir con mi esposa y mis hijos. Tenemos comida a diario y la ropa que necesitamos y, además, con las propinas que me da de vez en cuando, puedo permitirme algún capricho. ¿Cómo podría ser infeliz si tengo todo lo que deseo?

El rey, enfadado, gritó. ¡¡MIENTES!! ¡Te ordeno que me digas tu secreto! A lo que el pobre hombre, no pudo sino repetirle mil y una veces que no había secretos. El Rey le amenazó con la muerte, y el paje que seguía en sus trece. El Rey le ofreció dinero a cambio de su secreto, y tampoco recibió respuesta satisfactoria. Como el paje le servía bien, le permitió que volviera a casa, sin ningún problema. Y el hombre, se alejó feliz como una perdiz, sin preocupaciones.

Acto seguido, el rey hizo llamar al sabio de la corte, que iba incorporado con el pack del castillo. y le preguntó porqué el paje estaba siempre tan contento. El sabio se negó a contestar, hasta que el rey se enfureció nuevamente.

-Verá, señor, es que usted y la mayoría de gente está dentro del Círculo del 99, y su paje... pues no.
-Ah... ya veo. ¿Y qué es eso del Ciclo del 99? Nunca había oído hablar de él.

-Es... es... Uf, no se puede explicar con palabras, solo con hechos... ¿Estaría dispuesto a perder un buen paje?

-¿Así entraría en el Cíclo del 99? Pues sí. -dijo. Y pensando para sus adentros añadió que no era justo que alguien fuera tan feliz y despreocupado por la vida.

-Señor, tenga en cuenta que una vez se entra en el Ciclo del 99 no se puede volver a salir. Es imposible. ¿Está seguro que quiere hacerlo?

-Sí, sí, claro. Venga, ¿cómo le obligamos? ¿Bajo tortura?

-No, no, no. Tiene que ser por propia voluntad.

-Ah... ya veo. Ésta es de las que me gustan. ¡Una trampa!

-No, mi señor. Nosotros le proveeremos de la puerta de entrada, será él quien haga el paso de entrar. Se lo repito, Majestad, ¿seguro que quiere correr el riego?

El rey, lleno de curiosidad, asintió.

-Bien, señor. Lo haremos esta noche. Vendré a buscarle a sus aposentos, y usted deberá traer consigo una bolsa de piel con un cordel para cerrarla, y dentro de ella deben haber 99 monedas de oro, ni una más ni una menos.

Así, se dirigieron a la casa del paje, a las afueras del pueblo, y se escondieron entre los arbustos, esperando a que se hiciera de día. Cuando las primeras luces del sol le dieron un poco de color al paisaje, el sabio se sacó una hoja de papel enrollada en la que leyó: "Buen hombre, aquí tienes una recompensa por tu buena labor. Te lo has ganado. Pero recuerda que no puedes hablar de esto con nadie". La ató al cordel de la bolsa con las 99 monedas de oro, y en cuanto vió que había alguien despierto, se acercó a la puerta principal, depositó la bolsa en el suelo llamó TOC-TOC bien fuerte, y se escondió otra vez.

El paje, que era quien se levantaba primero, fue a abrir, extrañado por lo pronto que era, y se encontró con una bolsa que... sí, pesaba por su tamaño y por el ruido que hacía al moverla... caray, ¡eran monedas! El rey y el sabio observaron desde la ventana lo que ocurría a continuación.

El hombre leyó la nota y miró que nadie de su casa estuviera presente. Entonces abrió la bolsa y metió la mano y sacó dinero. La vació sobre la mesa y cayeron todas las monedas. Nunca jamás había visto una moneda de oro, eran como una leyenda. Así que olió el dinero, lo abrazó, lo apartó para que pareciera que hubiera más, lo volvía a abrazar... El hombre estaba tan feliz, se imaginaba la cantidad de cosas que podría hacer con todo aquel oro. ¡Sería un hombre rico y respetable! Así que, para contar su riqueza, dispuso montoncitos de 10 monedas cada uno, que le pareció que sería más facil de contar. Ya lo tenía todo dispuesto y contó 10 monedas en los primeros 9 montoncitos. Y en el último...

-Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve... Me habré equivocado. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y... Qué raro... -y volvió a contarlo, una vez más.

Luego montó en cólera: se le había perdido una moneda (que nunca tuvo), y ya no podría ser un rico respetable, porque tenía 99 monedas, ¡no 100! Así que, como quería tener las 100, decidió hacer cálculos...

-A ver, con lo que cobro cada mes y las pagas extras... podré tener una moneda de oro dentro de... ¡12 años! Es demasiado tiempo... ¡Ya sé! Si mando a trabajar a mi mujer y yo me busco otro trabajo por las tardes... Total, los niños ya son mayorcitos y no necesitan cuidados... veamos... ¡8 años! Demasiado tiempo... ¡Ah! Si en invierno no quemamos madera, y usamos solo un par de mudas de ropa... y la vendo... y llevo a vender la mitad de la comida al mercado (total, tiramos una parte de ella...), y también... -así estuvo un buen rato haciendo cálculos.- ¡Podré tener una moneda de oro dentro de 4 años!

El rey y el sabio volvieron hacia palacio. A partir de aquél día el paje estaba siempre cansado y de mal humor, sus ánimos caían en picado, y el rey, durante una temporada, fue bastante feliz solo por ver al pobre desdichado, antaño tan contento, cómo ahora se había vuelto un amargado. Poruque sí, estuvo siguiendo al pie de la letra los cálculos que hizo para lograr la moneda de oro en el tiempo establecido. Pero al rey no le interesaba tener un paje malhablado y enfadado, así que no duró mucho en su empleo.

Y es que ya véis cómo va la cosa en el Círculo del 99. Buscamos y nos obsesionamos con la única pieza que no tuvimos nunca, pensando que es la que nos traerá la felicidad.

jueves, 18 de septiembre de 2008

De teachers y traductoras. De escribir. De poder hacer lo que quiero hacer.



Estaba estos días pensando en que a ver si pronto encuentro otro trabajo para dejar este, o para que con el otro me sienta más satisfecha. Y van, y los de la academia de clases particulares me amplía las horas con otro grupo de 4 años. Y ayer casi me cargo a los de 5, porque como no teníamos aula ni material los niños se dispersaban a una velocidad increíble, y yo desde Irlanda,verano del 2007, que ya no tengo la paciencia hacia los niños tan amplia como antes.

Empezaré a hacer algunas fichas para tener en las próximas clases, porque me huelo que no tendremos los libros ni tampoco me van a dar nada... Creo que podré darle un buen uso al libro en inglés que me compré en Dublín de las Crónicas de Spiderwick, ése de tapas marrones que sirve para que dibujes las criaturas que tú veas en tu vecindario y escribas las características...

Cada vez tengo más claro que la pintada en la que me fijé el otro día, fight for your dreams (ver post anterior), se debía claramente a una especie de "no te duermas, lucha por tus sueños para que se realicen". Sí, porque sé que si me relajo, y me dejo ir al tedio de "ya estoy bien así" o "no me gusta esta situación pero tampoco hago nada para cambiarla", será cuando realmente me haya rendido y, probablemente, no sea feliz con algo que hago. Y no se trata de eso.

Me encantan los niños, y a ratos disfruto enseñándoles, y creo que es algo muy bonito, porque estás ayudando a crecer a personitas, les ayudas a inculcarles valores. A veces se consigue y otras veces, no. Pero es bonito poner tu granito de arena para la próxima generación y sería bonito pensar que, gracias a los cuentos que les he contado, a un niño se le despierte la imaginación y de mayor sepa usarla para bien. Lo único es que ahora tengo otros objetivos. Igual dentro de unos años descubro que enseñar es mi verdadera vocación, pero ahora no lo siento así. Por eso ni me he apuntado al CAP, a pesar de que la mayor parte de amigos y compañeros de la uni están haciéndolo, a pesar de que hoy dos grandes amigos me han dicho que también lo harían, a pesar de que me haya metido a la enseñanza cuando llevo desde que empecé Filología Inglesa diciendo que no lo haría. Y aun así, ayer, me encontré a alguien, más joven, que dijo "¿Ves? Por eso no quiero hacer filología. Al final terminas de profe". Me hirió en el orgullo, y no porque ser profe sea algo malo, sino porque yo no soy profe. Yo enseño, pero no soy profesora porque no me siento como tal, aún.

Y me dan pena los niños que se cargan mis malas caras porque el resto de compañeros no se portan bien, porque hablan y hacen jaleo, y ellos son los únicos que obedecen, que escuchan, que se imaginan el cuento, y que a ratos, se aburren si estoy intentando controlar al resto. Son ellos los que me gustaría abrazar al final de la clase, para decirles que gracias, que por ellos pienso en cosas que hacer para que se lo pasen bien y tengan algo de lo que aprender. Y tal vez, porque me sentí reflejada en los ojos de una niña, que se sentaba callada, a segunda fila a escuchar el cuento, o que obedecía al jugar al juego de los colores, porque no había que decirle dos veces las cosas, y tenía paciencia y no se quejaba cuando echaba la bronca a todo el grupo a pesar de que ella no tenía la culpa. O de aquella otra, de un grupo diferente, que al salir la vi triste.

En fin, que ya divago demasiado. Que vaya bien. Besos y que ¡felices fiestas de Sta Tecla a los de Tarragona!

lunes, 15 de septiembre de 2008

A los podólogos del mundo



Una mañana de otro lunes, dispuesta a intentar arreglar algo del desguisado de créditos. Nervios. He quedado en cafetería con unas compañeras, pues habíamos hablado de ir a comer juntas. He tenido una conversación bastante interesante con un ex-profesor mío que ahora ocupa un cargo bastante importante. No sé si servirá de mucho. Ojalá que sí. Ojalá que alguien se saque de la manga la solución perfecta. Ojalá...

Después ha venido lo más surrealista. Han llamado por teléfono a una de mis compañeras. Últimamente la llaman de muchos trabajos que ella rechaza, por falta de tiempo, de no ser el lugar idóneo, de no tener coche... Estaba hablando con alguien y decía "no, no, lo siento". De repente dice "pero aquí tengo a una compañera que puede interesarle" y me pasa el aparato. Yo flipando, cómo no.

Y nada, que hasta que me salga algo incompatible, estaré dando clases a niños y niñas en un par de colegios. Son solo 4 horas semanales, los lunes y los miércoles. El grupo que he tenido hoy eran de 7 y 8 años, y los que conoceré el miércoles de 5 y uno de 6. Son todos renacuajos que solo piensan en jugar y pintar. Y que piensan que decir nueveteen también es válido.

Hoy solo he tenido a un par de niñas, muy monas ellas (por ahora... esperemos a cuando esté hasta arriba de las criaturitas. Entonces tal vez utilice apelativos distintos). Como no tenía material de ninguna clase, solo la lista de los niños, las instrucciones (un tochote majo) de la academia que me pagará y algunas hojas sueltas de lo que parecen actividades para niños, me he puesto a improvisar. Que si los colores, los números, los animales, la ropa... Incluso hemos hablado de dientes. A las dos se les están moviendo los dientes y una de ellas fue hace poco al dentista. Le digo que en inglés dentista es dentist. Sigo conversando en SpanCatEnglish con la otra chiquilla, mientras la del dentista se queda callada. Y de repente, abre la boca, con la joya de la clase de hoy. "Y en inglés, ¿cómo es podóloga?". A ver, que alguien me explique cómo una criaturita que apenas recordaba amarillo-yellow y siete-seven, conoce lo que es una podóloga.

Impresionante. Mi cara debía de ser un cuadro. He salido del paso diciendo que probablemente sería podologist. Para no parecer tan tonta.

En un momento dado he empezado mi incursión al mundo feérico, señalando mi bolso y preguntando Do you know what is this? remarcando cada letra, cada sonido. Duuuu yuuu noooouuu uaaat iiiiis diiiiis. Una ha dicho "hada". La otra ¿una princesa? ¿una reina? Claro, es que era una hada muy elegante. Les he dicho cómo es en inglés y lo que son los fairytales. Pero no les ha picado mucho el gusanillo... Ya me encargaré de que lo haga... Claro, tantos años en un colegio de monjas que ya se olvidan del Pueblo Menudo...

Ha sido bastante surrealista el día de hoy. Suerte de algunos momentos, personas y palabras que hacen sonreír de corazón.

Andando por la calle, he visto una pintada que se me ha quedado gravada.

Fight for your dreams.

Pos eso haré.

Fight for my dreams.




Here is my heart, I give it to you,
Take me with you across this land.
These are my dreams, so simple so few,
Dreams we hold in the palm of our hands.
(That's to both of you, who made me smile today :) My twin soul and my twin-self. Guess who is who?)



Fly to a dream, far across the sea,
all the burdens gone, open the chest once more.

(Aunque sea metal, dadle una oportunidad, no os quedéis con la intro xD)

miércoles, 10 de septiembre de 2008

¿Licenciada? Ya no. La Tous ataca de nuevo



Esta mañana me he encontrado una llamada perdida de un número largo y desconocido. A media mañana, me he decidido a llamar a secretaría, pensando que tendría algo que ver. Claro, como al final me dijeron que me llamarían... Pues bueno, he tenido una sorpresa aunque no de las gratas.

Que no, que los 300 euros gastados en los créditos libres que hice por internet, ni las llamadas de confirmación previas a matricularme para saber seguro si me los convalidaban, las horas gastadas en ellos, ni los etcéteras que me dejo han servido. Que por lo visto hoy, la jefa de secretaría ha dictaminado que no me los pueden convalidar porque mi universidad no tiene convenio con los cursos de verano de la UOC. Qué bonito y qué putada.

Así que la Tous (la subordinada de la jefa de secretaría), con su gracia y desparpajo habituales me lo ha comunicado. Que vale, en la web dónde vi los créditos ponía que sí los convalidan, pero en la web de mi uni, no, que vale, que quien fuera de secretaría que me dijera que sí se equivocó, o que tal vez fui yo quién no lo explicó bien (AJÁ. Y voy y me lo creo, que soy tontita), que nosotros (los estudiantes) nunca miramos estas cosas y luego nos llevamos sorpresas, y que nunca nunca han tenido convenio con la UOC en verano, solo en los cursos normales. Y que tanto es culpa de ellos (la UOC) que no me dijeron que no se podían convalidar, como de la persona de secretaría que equivocadamente me dijo que sí y como mía, por lo visto, por no saberme el listado de convenios con el resto de universidades del estado.

La solución que me ha dado es que mire para hacer los 4 créditos que me faltan, y que vaya a hacer la matrícula en secretaría la semana que viene. En enero podré tener mi título. ¿Para qué lo quieres ahora? Joder, para el trabajo, ¿qué crees? ¿que después de tanto tiempo lo voy a usar de papel de WC? Las preguntas retóricas no se las he dicho, ya tenía suficiente trabajo en controlar mi ataque de ansiedad mientras la señora maja esta, me seguía repitiendo que pasara por secretaría a hacer la matrícula y que había sido culpa mía porque lo dije mal. Así que nada, por lo visto esforzarme por terminar todas las asignaturas en su momento, no ha obtenido sus frutos.

Mi madre ha dicho que me lo mire por el lado positivo, que tal vez haya alguna cosa que me beneficiará esto y tal... A saber. Espero que sí.

Y, por favor, que nadie me diga que "la vida no es justa". Ya lo sé. Ya me lo han dicho.

[A todo esto. La "Tous" es la señora M. del post anterior. Es conocida así por los estudiantes por sus estupendas gafas, la ropa de marca y su amabilidad general].

lunes, 8 de septiembre de 2008

¿Licenciada yo?



En julio terminé los créditos libres que me faltaban. Me pasé medio agosto esperando a que me dieran un certificado de que los había aprobado. La otra mitad estuve mirando a ver si ya me los habían convalidado en mi uni. Fui a secretaría. Rellené formularios y entregué copias compulsadas de los certificados. A partir del uno de septiembre, en principio, ya estarían. Ha pasado una semana y en el expediente no sale nada nuevo.

He llamado sobre las 11, y una becaria muy amable me ha informado que llamara sobre la 1:15 y preguntara por la señora M, que es quien se encarga de esto, ya que en ese momento estaba muy ocupada debido a una cola impresionante de gente. (Los primeros días de curso son los peores... durante 5 años he pasado sobre hora y media haciendo cola para entregar la matrícula, recoger la carpeta o esperando a que me dieran ciertos papeles. Los últimos años entregaba la matrícula en octubre, para hacer menos cola).

He llamado a la 1:35, sabiendo que a la 1:15 no habrían terminado ni de coña. La secretaría en mi uni abren a las 11:10 en vez de a las 11 en punto, como dice su horario. O cuando quieren. La misma becaria de antes me ha atendido y la conversación ha ido así:

-Letras.
-Hola, ¿podría hablar con M, por favor?
-Un momentito. [M. es para tí, creo que es la chica que ha llamado antes.]
-[¡¡Ahora no puedo hablar!! ¡Tengo mucho trabajo! ¡¡Que llame luego!!]
-[¿Y qué le digo?]
-[¡Que llame luego!]
-Hola, perdona. Ahora M. está ocupada y no te puede atender. ¿Puedes llamar más tarde?
-Claro.
-¿Me das tu nombre?
-Inanna Pilgrim.
-Muchas gracias.

Lo que hay entre [corchetes] son las conversaciones que se suceden al otro lado del teléfono cuando no ponen música de espera. De hecho, es precisamente lo que he oído. Incluso conozco la señora M. La rubia con gafas de Tous. La misma señora M que me ha puesto trabas durante 5 años cuando pedía alguna cosa en secretaría. No descarto alguna pequeña... lección por mi parte en cuanto tenga el título en mano. (Es decir, dentro de varios años, tal y como van las cosas).

Creo que ya ha pasado suficiente rato. Voy a llamar, a ver si la señora M. me muerde.

Besos!

martes, 2 de septiembre de 2008

El eco de la pizarra


El primer día nos hizo copiar 20 veces “Estaré en clase en silencio y trabajando”. Más tarde, la misma semana: “Hoy no hemos bajado al recreo porque no paramos de hablar”. Tres días más tarde: “Hoy hemos diferenciado entre sílaba átona y tónica”. Varias páginas de libreta más tarde tenemos doble sesión de “caligrafía”. “El silencio favorece la concentración en el trabajo” y “No haré ruido en clase ni en la fila”. Durante el resto de octubre nos portamos bien, pero la jodimos hacia el final. “El profesor no está contento de la forma en la que nos portamos”. Esta vez duró más: hasta el último día antes de las vacaciones de Navidad. “Entraré en clase en silencio y prepararé mi material”. Fue la última del curso.


Tengo buenos recuerdos de aquél profesor. Estábamos en 5º, cuando aún era EGB y no Segundo de Ciclo Superior de Primaria o algo así. Tenía una regla de madera de un metro de largo, cuadrada (sí, era bastante gruesa). Cuando hablábamos y ya no se le oía bajo el murmullo de 45 voces de diez años, abría el cajón y sacaba el instrumento. Después daba dos golpes secos sobre la pizarra. Mano de santo. El silencio se hacía en un instante. Después nos ofrecía una mirada gélida y si lo veía pertinente una pequeña bronca, a veces acompañada por “caligrafía”. Unas semanas más tarde ya nos conocíamos y ya no armábamos tanto jaleo. Le tuvimos un par de años y le guardamos todos especial cariño.


El segundo año, uno de los chicos de 8º vino un rato a hacernos de canguro. Debía de haber reunión de profesores o estaban preparando alguna de las muchas fiestas que hacía mi colegio. El chico quiso hacer la gracia de golpear la pizarra con el madero de la misma manera que hacía nuestro profesor. Pero para ello se requiere estilo y cierta técnica. Rompió la punta. Y se puso pálido. Todos gritamos a una. “¡¡BIEEEEEENNNNN!!”. El profesor vino poco después. Nosotros estábamos nerviosos: por un lado veíamos al chico hecho un manojo de nervios, por el otro estábamos felices. No más golpes a la pizarra. Cuando entró, le dijimos: “Mira lo que ha pasado, profe”. Y cuando estuvo al lado del joven, el chico levantó tímidamente la mano con el palo roto. “Oh, se ha roto”, dijo nuestro profesor. “Ha sido sin querer, ha sido sin querer”, dijo el chico. El profesor pasó de largo y abrió un armario. Sacó otra regla de madera igual que la anterior pero más nueva, con una sonrisa tan ancha como su rostro. “Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo” coreamos todos. Era un “no” divertido, nadie se esperaba eso. Nos pusimos a reír. El chico también. Y el profesor.


Espero que aún ahora siga atormentando a las juventudes pre-esoides que caigan en su aula, creyendo que se lo van a merendar con patatas.


Bezotes!


PD: He visto “PD: Te quiero” y me ha gustado mucho. Solo que decían “Pí Es Ai Lof Yu” porque estaba en inglés. Me ha gustado mucho. Ah, eso ya lo he dicho. Bueno. Quiero volver a Irlanda. Y no me desagrada la idea de preparar algún viaje de fin de semana o de puente para ello… Para nada… De hecho, miraría fechas y precios de avión si tuviera Internet. Ayer hablé con la compañía. Ayer por la tarde o esta mañana tendría que haberme llamado un técnico preguntando si puede venir a mi casa a traerme un router nuevo. No lo han hecho, así que llamaré yo OTRA vez y si me dan largas amenazaré con borrarme, y tan pichi que me quedaré. Leñes.

lunes, 1 de septiembre de 2008

La vuelta a casa



Ya he vuelto. Ayer hubo una tormenta impresionante y cayó un rayo en casa. El router está muerto y en el servicio técnico no paran de cantar let the sunshine, let the sunshine in. Canción que ya odio. Será porque nadie me atiende...

El finde fue genial, como es lo habitual cada vez que nos vemos. Pero me da bastante pena la despedida, los hasta luego y el no vernos.

Aunque juntos hemos visto seres extraños... parecidos a los que salen en una pesadilla...




Besos!!