Sali el jueves por la noche, el viernes por la tarde (mi padre estaba en urgencias otra vez, asi que a la noche quedo descartado. Trankis, esta en casa desde el sabado), el sabado por la tarde-noche-madrugada, y el domingo por la tarde-noche (en el cine).
El lunes por la mañana empece a estornudar mas de lo habitual. Segun fueron pasando las horas parecia que las compuertas de un embalse se hubieran abierto en mi nariz. El cerebro se chafaba contra el craneo a cada estornudo fuerte AT-CHUUUUM. Mi perro y mi padre se asustaron varias veces. Mi perro me miraba como a una marciana, preguntándose tal vez, de donde había salido y que habia hecho con la Inanna habitual de estornudos fuertes pero que no lo despertaban de sus sueños perrunos.
El lunes, Inanna, tenia las esperanzas puestas en que el martes estaria algo mejor y que, tal vez, le permitiria salir un rato por la tarde, a ver uno de los pocos espectaculos de la fiesta mayor de su ciudad que le gustaban de verdad. Que tal vez podria quedar un rato con su novio, que tenia fiesta unos dias. Con algunos amigos. Inanna tenia esperanzas sencillas.
El martes, Inanna se levanto con... bueno, algo mejor que el lunes. Sin embargo habia algo que no cuadraba. Estaba mejor. Si. De repente, no. Horrores. Fatal. La llegada de la fiebre, de las sudadas, de los zummm zummm en la cabeza. "¿Quieres ir al medico? Mañana es fiesta, asi que mejor ir hoy", dice la sabia madre de Inanna. No, para que, es solo un resfriado, he estado peor otras veces. Y horas despues se echa a llorar por los ratos y horas perdidas de pasarlo bien, estando encerrada en casa, pudiendo disfrutar del tiempo fuera. Pensando en que el proximo finde hay unas jornadas literarias en Tarazona que ya ha pagado y a las que tendra que asistir. Preguntandose que se pondra. Y, sobretodo, si estara bien por entonces. La perspectiva de pasarse el fin de semana enferma en una habitacion de hotel, lejos de su casa y con una extraña a su lado, no la convencen.
En fin. Que asi estamos por ahora. Sigo sin tildes en el teclado. Con internet a ratos. Y con ganas de... lo que sea a ratos. Un panorama espectacular.
Y mientras leo. No leo unos libros que tome prestados el otro dia de la biblioteca de Harold Pinter, sino recuerdo mal, recomendados por un profesor (uno de los talleres es sobre las traducciones de este autor), ni tampoco mirandose los libros de ¡aprende portugues tu solo!, no. Leo "Perdona si te llamo amor", en catalan, de Federico Moccia. Que me ha dejado una amiga. Que me ha enganchado un montón y que evita que, cuando leo, me acuerde tanto del resfriado.
Y yo sigo en casa. Sabiendo que a 5 minutos esta la exposicion de Alphonse Mucha y sin poder volver a verla. (La misma que estuvo en Barcelona el diciembre pasado. Recuerdo que fui casi expresamente a verla porque no podia esperar 10 meses mas... Como pasa el tiempo).
Y aqui estoy.
A veces pienso que me he quedado encallada en el mismo lugar de mi vida desde hace... algun tiempo. Puf.
Odio estar resfriada.
Lo odio porque me he cuidado de no acercarme a amigos que lo estaban. Por taparme absurdamente mientras la gente aun disfrutaba de los ultimos dias de verano, llevando chanclas y camisetas de manga corta, mientras yo ya habia abierto el cajon de los fulares y las camiestas calentitas y chaquetas. Por no ser profesora y saber del cierto que ninguna criatura adorable me lo ha podido pegar.
Y podria seguir con los porques. Pero lo dejare aqui por ahora.
Vuelvo a mis tristes mundos de pañuelos, pastillas, pijamas y autocompadecimiento.